Un grave e irreparable daño económico, la ruptura de una tradición futbolística de 100 años y el adiós al sueño de millones de aficionados. En esas tres consecuencias principales puede resumirse el negativo impacto que tendría una hipotética Superliga en el fútbol español, según se desprende del informe de la consultora KPMG, una de las cuatro firmas más importantes del mundo en la prestación de servicios legales, fiscales, y de asesoramiento financiero y de negocio.
El estudio, presentado recientemente por LaLiga en la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), analiza el perjuicio que la Superliga supondría para la economía, en general, y para LaLiga y los clubes del fútbol profesional en España, más en particular. Y es que el informe pericial de 2022 de KPMG concluye que LaLiga quedaría afectada por una pérdida de ingresos global de hasta un -55%, mientras que los clubes no afiliados a la Superliga asumirían una pérdida de valor de hasta el -64%.
Proporcionalmente, según su nivel, otras ligas y clubes europeos sufrirían un impacto similar según conclusiones de LaLiga. Ello generaría una rémora incontrovertible en el ecosistema económico y deportivo del fútbol continental, por cuanto las ligas domésticas representan más del 70% de sus ingresos, instituyéndose en pilares básicos para su sostenimiento. No en vano, las 40 ligas profesionales y asociaciones europeas generan un total de ingresos de 25.725M€ y 11.000M € en derechos audiovisuales.
Sin embargo, no sería sólo el fútbol quien soportara las consecuencias de la creación de una liga de condición elitista, según conclusiones de LaLiga. La economía continental también se vería erosionada por una competición pensada para enriquecer a los clubes más grandes, puesto que su irrupción provocaría la pérdida de decenas de miles de puestos de trabajo y la reducción drástica de los ingresos fiscales de las arcas públicas de todo el continente.
De hecho, esto concuerda con lo que piensan también las autoridades políticas de la Unión Europea. El Consejo de Europa se ha posicionado en contra de la Superliga, mientras que el Parlamento Europeo ha defendido un modelo abierto, democrático y basado en la meritocracia, respaldado con el 87% de los votos. Ese modelo no es otro que el de LaLiga.
La visión de LaLiga queda clara en palabras de su presidente, Javier Tebas, quien explicó en la presentación del informe que “el formato del que están hablando es muy perjudicial para las ligas nacionales, por eso saben que, si lo explican, la oposición al mismo seguiría siendo fuerte. Esperemos que la Superliga no prospere porque va a destruir las ligas locales y a sus aficiones. No podemos permitir que el fútbol esté en manos de los clubes que más dinero tienen, sino encontrar un equilibrio”.
A tenor del estudio realizado por KPMG y los datos que arroja, LaLiga ha extraído una serie de conclusiones básicas que desgranan el perjuicio económico, deportivo y social derivado de la Superliga. Entre ellas, destaca la destrucción de las ligas domésticas a lo largo y ancho del continente, un motor para la industria que representa más del 70% del valor del fútbol en Europa.
El vacío económico que crearía la Superliga acabaría repercutiendo a medio plazo en la reducción de los ingresos de los propios clubes. Del mismo modo, su irrupción impactaría de manera muy negativa en el reparto del dinero entre clubes y federaciones europeas, desestabilizando el ecosistema económico-deportivo de Europa.
En este sentido, Javier Tebas apuntó en la presentación del informe que “nos importan las resoluciones judiciales y lo que digan, pero lo que más nos importa es la estabilidad de nuestra industria. Y si tenemos que pelear para que haya normativas que defiendan la estabilidad del modelo europeo así lo haremos. No queremos que nos gobiernen los que más activos tienen, porque el fútbol es mucho más que los veinte clubes más ricos. Nos gustan los modelos como el de España, el de LaLiga, donde hay un reparto y no se hace lo que los clubes con más activos quieren”.
LaLiga entiende que la Superliga no es la solución y se apoya en los datos del informe de KPGM para apostar por uno equilibrado como el existente. Además, LaLiga reprueba la reincidencia de la Superliga al abogar ahora de nuevo por un modelo parecido al que ya presentó en 2019 y que el fútbol europeo rechazó frontalmente.
La clave de ese rechazo continental es la supresión de los méritos deportivos en competiciones deportivas domésticas para acceder a ese torneo, lo que conllevaría un modelo semicerrado, como pretende actualmente la Superliga. Ese argumento, primordial en la lucha de LaLiga por mantener el modelo actual, choca frontalmente con el espíritu que alimenta las ilusiones de los aficionados y que ha regido con éxito el fútbol europeo durante un siglo.
Otro de los grandes argumentos que respaldan a LaLiga y que se ponen de manifiesto en el informe de KPMG se centra en el efecto que la Superliga tendría sobre la competitividad de los equipos. En el caso de la liga española, LaLiga recuerda que Real Madrid y FC Barcelona aumentarían en 400 millones de euros sus ingresos con la Superliga, manteniendo además su capacidad comercial. Por su parte, el resto de los clubes perderían el 55% de sus ingresos, con el consiguiente detrimento de su potencial, encuadrado además en una liga doméstica de menor atractivo y de menos interés para el aficionado español al fútbol.
La brecha entre los grandes clubes, y los medianos y pequeños se agrandaría, beneficiándose únicamente los jugadores de los equipos top, que representan tan sólo el 5% de todos los jugadores que participan en LaLiga. Al mismo tiempo, el impacto económico global en derechos audiovisuales supondría una menor relevancia de las competiciones domésticas, así como la congestión de su calendario, lo que probablemente les condenaría a tener más partidos en días laborables.