El esperado encuentro entre el FC Barcelona y el Atlético de Madrid de LaLiga, programado para el 21 de diciembre en Miami, se encuentra en una situación crítica. A tan solo 47 días de la fecha, la autorización del partido aún no se ha concretado, lo que ha generado un clima de pesimismo entre los organizadores. La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ha solicitado la ayuda del Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) para determinar si puede autorizar el encuentro, una situación complicada por el actual contexto electoral de la federación.
Con un presidente inhabilitado y gobernada por una Comisión Gestora, la RFEF se encuentra en una posición delicada. Su capacidad para tomar decisiones significativas está limitada a cuestiones rutinarias, como el pago de facturas y nóminas. La falta de un liderazgo claro ha llevado a los directivos a ser cautelosos, especialmente después de enfrentar problemas legales en el pasado debido a decisiones tomadas por comisiones gestoras anteriores. La incertidumbre sobre si pueden autorizar un partido oficial fuera de España ha llevado a la RFEF a actuar con precaución.
La RFEF ha elevado su consulta al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), que se encargará de determinar si la Comisión Gestora tiene la autoridad para dar luz verde al partido. Este proceso podría tardar, y los tiempos son críticos. La norma habitual sugiere que, después de la consulta, se designe un ponente que estudie el caso, lo que podría retrasar la decisión hasta al menos el 14 de noviembre. Con el partido programado para el 21 de diciembre, cada día que pasa aumenta la presión sobre los organizadores.
En caso de que la respuesta sea afirmativa, la autorización se podría emitir de inmediato, lo que aliviaría la presión sobre los clubes y las entidades involucradas. Si la respuesta es negativa, el encuentro podría quedar suspendido indefinidamente, lo que significaría una gran pérdida económica para el Barcelona, que esperaba ingresar alrededor de 5 millones de euros.
La situación actual no solo afecta al Barcelona y al Atlético, sino que tiene repercusiones más amplias para LaLiga y los organizadores del evento, Relevent. Ambos están interesados en la celebración del partido en Miami como una forma de expandir la marca de la liga española en el extranjero y generar ingresos adicionales. La realización de este encuentro en Estados Unidos ha sido planificada con cuidado, y su posible cancelación representaría un gran revés en sus esfuerzos por internacionalizar la liga.
A medida que se acerca la fecha límite, todos los ojos están puestos en el TAD y en la RFEF. La falta de un presidente podría complicar la situación, pero también ha quedado claro que la celebración del partido en Miami es un objetivo que todos desean alcanzar. La presión está sobre la Comisión Gestora para actuar con rapidez y eficacia en este asunto, y el futuro del Barça-Atlético en Miami está más en juego que nunca.