Garay visita El Sardinero junto a Tamara Gorro para apoyar a su hermano: “Recuerdos especiales e inolvidables”
La ruptura de Tamara Gorro y el exfutbolista Ezequiel Garay cogió a todos por sorpresa. Tras 12 años de relación, la influencer anunció el fin de la misma. A pesar de ello, mantienen un contacto diario, comparten logros profesionales y lo dan todo con sus hijos y familiares.
Una prueba de ello, como se puede ver en el vídeo superior, ocurrió este domingo. La pareja acudió al estadio de El Sardinero para ver jugar al hermano de Garay, Benjamín, que milita en el Zamora y le tocaba jugar contra el Racing de Santander.
La visita al estadio cántabro fue muy especial para todos... y las fotos y la ilusión de ver aun joven Garay más aún.
El hijo de Tamara Gorro y Garay, en el Atleti
La influencer, junto a un vídeo y una foto con Garay y su hija, anunció que su pequeño Antonio había empezado a jugar en la escuela del Atlético de Madrid. Así anunció la nueva aventura de su hijo:
Mi hijo “nació en un campo de fútbol” viendo a su papá todas las semanas jugar, pero nunca le dijimos que eso era a lo que se tenía que dedicar. Soy de las mamás que piensan que todo niño/a deben de realizar aquellas actividades que desean, les gustan y sobre todo les hacen felices.
Cierto es, que siempre le llamó mucho la atención el fútbol, pero antes de encasillarle en algo que siendo tan pequeño no sabría si le gustaría dedicarse a ello, quise que probase otro tipo de deporte y actividad, baloncesto, pádel, voleibol, hockey, judo, pintura…
Pero con tan solo cuatro años, él ya tiene un deseo, ser futbolista y jugar en el wanda (jajajaja me lo como). Y como cualquier mamá/papá, sus deseos siempre y cuando sean sanos y aporten valores y educación se lucha por cumplirlos. Ayer mi pequeño rey empezó a entrenar en la escuela del Atlético de Madrid.
Jamás le vi tan ilusionado, feliz, emocionado y nervioso… Como podéis imaginar, nosotros en la grada estábamos con la baba por el suelo…
Claro que si dentro de un tiempo ya no quiere continuar, será tan sencillo como desapuntarle y que elija su nueva ilusión, porque como he dicho antes, creo que lo más bonito que podemos entregar a nuestros hijos, es la libertad de elegir aquello que les hace felices.