Santi Cazorla disfruta, de la mano del Real Oviedo, de un año bonito. El del regreso a casa, donde no ha sido fácil readaptarse después de llegar bajo de forma y tras una última lesión que también lo ha lastrado algunos partidos. Entró tarde en la dinámica de partidos, pero ya es uno más y vive desde dentro la pasión por el equipo de su alma.
Cazorla, durante una entrevista en Marca, reconoce que los inicios no fueron sencillos. La primera vuelta del Oviedo comenzó muy mal y eso provocó el cese de Álvaro Cervera. Además, Santi tampoco podía ayudar debido a que aún no estaba en forma para jugar. Todo eso hizo más complejo su retorno.
"Sufrí mucho porque al final llegué a ver el día a día de los compañeros en el vestuario y los veía fastidiados, no encontrábamos soluciones. Sufres por no poder ayudar, pero yo que llevo muchos años en el fútbol, ves que las sensaciones no son buenas y en ese momento, aunque fuera el inicio de temporada y notaba que había que cambiar muchas cosas y la gente no confiaba en ello", dijo.
"Llegaba a casa y pensaba a ver si voy a volver y me toca pelear por descender y tener un año complicado y yo lo que quería era disfrutar. Se me pasó al principio, pero sé que hay una plantilla, una ciudad y una afición detrás que entre todos sacamos los momentos malos adelante". agregó el asturiano.
Si de algo disfruta mucho Cazorla es del orgullo que sienten sus hijos por él desde que no se perdía un partido del Oviedo jugando en Catar. "Ahora se dan cuenta de lo que significa para mí y me pide ir de recogepelotas para vivir lo que yo vivía cuando era niño. Son sensaciones muy complicadas de explicar porque son muy personales y es complejo trasladar lo que uno siente cuando vuelva a casa".