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(1-1) El Málaga está desquiciado y la afición, harta

Redacción local
    Málaga C.F. 11 11     Real Zaragoza
 
El Málaga ha perdido el norte. Y parece que también el alma. El equipo se jugaba la vida propia y la de su técnico ante el Zaragoza. Y se dejó maniatar por la presión y por los nervios. Muñiz volvió a cambiar de sistema buscando un rumbo que su equipo no encuentra. Desdibujado, sin ideas, con una presencia en ataque escasísima, el Málaga sólo fue mejor que su rival en su capacidad para desquiciarse y perder los papeles. El joven Iván, con un gol salvador, da otro punto a un equipo al que ganar un partido le cuesta un mundo. La grada, otra vez y de manera aún más contundente, suplicó el cambio en el banquillo. Será Fernando Sanz el que decida. Los pitos y los pañuelos son ahora los nuevos propietarios del estadio cuando juega el Málaga.
El Málaga apareció en el campo expectante, demasiado especulativo, cediendo terreno y la iniciativa a su rival. El plan de Muñiz, que repitió la apuesta que hizo en Copa con tres centrales, era fortalecer a su equipo atrás y crecer conforme el partido se fuese asentando y su equipo ganando confianza. La rapidez de Obinna era el arma elegida. Pero los contragolpes del Málaga partían desde muy lejos. El Málaga siempre robaba en su campo y así era imposible crear peligro. Un jugadón de Luque en la izquierda fue lo mejor del cuadro albiceleste en la primera parte. Pero Fernando, en boca de gol, no llegó por centímetros. Fue lo único relevante de un Málaga que no enganchó a su afición en ningún momento del partido. El Zaragoza, a lo suyo. El enrarecido clima que rodea al equipo servía como gran aliado de los de Marcelino. Un punto fuera de casa nunca es mal botín del todo y los aragoneses se limitaron a madurar el partido y aguardar su momento. Y éste no llegó hasta después del intermedio.
Árbitro
Rubinos Pérez (Colegio Madrileño). Expulsó a Paredes por doble amarilla (60') y a Weligton con roja directa (62'). Amonestó a Ponzio, Duda, Fernando, Luque, Pulido, Apoño, Ander Herrera y Forestieri.
Formaciones
Málaga C.F.: Munúa; Gámez, Iván, Juanito (Duda, min.60), Weligton, Mtiliga; Fernando, Apoño, Toribio (Forestieri, min.61), Luque (Valdo, min.90); y Obinna. 
R. Zaragoza: López Vallejo; Pulido, Goni, Pavón, Paredes; Jorge López (Ander Herrera, min.69), Abel Aguilar, Ponzio (Gabi, min.76), Babic; Lafita y Arizmendi (Ewerthon, min.12).
GOLES
R. Zaragoza: Ewerthon (p.), min.49. 
Málaga C.F.: Iván, min.75.
 
INCIDENCIAS
Partido correspondiente a la undécima jornada de Liga de Primera División disputado en La Rosaleda ante unos 23.000 espectadores.

Fue Lafita, el más listo de la clase, el que se la lió al Málaga. Aprovechó un balón interior para irse en busca de Munúa, tirar el regate y dejar atrás su pierna derecha. Ésta impactó en el costado de Munúa, Rubinos Pérez picó y se fue directo al punto de penalti. Ewerthon, como en la última visita maña a La Rosaleda, marcó. Y despertó al Málaga, timorato y demasiado inocente hasta entonces, que se desmelenó y provocó la expulsión de Paredes. La Rosaleda, dormida por el pobrísimo juego de su equipo, empezaba a rugir. Pero Weligton apagó la llama a los dos minutos. El central soltó el brazo izquierdo tras un forcejeo con Goni, le golpeó y Rubinos le mandó a la caseta. La matrícula del brasileño, tras lo sucedido ante el Barcelona, se ve a kilómetros. Ayer dejó a su equipo cojo y abortó la reacción por su infantil acción. Otro jarro de agua fría para el equipo y para la grada, que se batía entre la impotencia y la desesperación.
Pero como el fútbol suele ser muy caprichoso a la hora de escoger a sus protagonistas, ayer quiso aliarse con el debutante en Liga, el joven Iván González, que voló más que nadie en un córner y aprovechó las dudas de López Vallejo para marcar el empate. A partir de ahí, el partido se embarulló. Apoño se picó uno por uno a todos sus rivales. Los zaragocistas entraron al trapo y ambos equipso se olvidaron del balón y del partido y se dejaron desquiciar. La grada vio calentar a Hélder y se indignó. El punto le vale de muy poco al Málaga y la grada volvió a la carga contra su entrenador: "¡Muñiz vete ya!". Luque se encaró con los aficionados de Fondo ante tanto pito. 

Después de unas cuantas tánganas, una decena de empujones y un escupitajo de Apoño a Ander, el partido se serenó. La Rosaleda no latía, engullida por el sopor que transmite un equipo que parece haber perdido la brújula y el espíritu. Lafita se acordó de dónde estaba y para qué y se inventó una jugada que murió en el poste derecho de Munúa. Luego, Apoño, desquiciado y desorientado todo el partido, propició otra contra que Ewerthon puso a Gabi en boca de gol. Pero la mandó a las nubes. Igual el destino quiso dar una nueva oportunidad a Muñiz. La grada de La Rosaleda, en cambio, lo tiene claro: pañuelos, pitos y petición masiva de un cambio en la dirección del equipo.

 

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