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¡En Champions!

Redacción local

No es un sueño. En serio. Puede pellizcarse y se dará cuenta de que todo es de verdad, real. El Málaga, el mismo que desapareció y se refundó, aquel que penó por alberos, se enfangó en Segunda B o sufrió para mantenerse en Primera, jugará la Champions League. Sí, lee bien: en la Champions League. El equipo que dirige Manuel Pellegrini se codeará con los 32 mejores clubes de Europa esta campaña.

Es el premio a la constancia de una plantilla y un cuerpo técnico que nunca dejó de creer en sus posibilidades y ni dio la espalda al club a pesar de su incierto futuro. El Málaga se asegura un colchón fundamental para su viabilidad. Lo hace tras superar de cabo a rabo a un Panathinaikos meridianamente inferior. Las proclamas de Jesualdo Ferreira no pudieron frente a un conjunto costasoleño que se ha ganado por derecho jugar en la competición europea por excelencia. El Málaga logra su mayor gesta, firma el mejor logro de su historia.
No hubo victoria, pero como si así se consiguiera. La alegría del malaguismo no puede ser más completa, pues tendrá la oportunidad de viajar por todo el continente con todos los honores. Un centenar de gargantas procedentes de la Costa ofrecieron un espectáculo similar al vivido en La Rosaleda la semana pasada. El Málaga ocupa un hueco entre los mejores de Europa y lo hace de forma merecida. Siempre fue mejor que el Panathinaikos durante los 180 minutos que duró la eliminatoria. 

Crónica on-line
Árbitro
Tom Harald (Noruega). Amonestó a Katsouranis, Vitolo, Marinos, Weligton, Caballero.
Formaciones
Panathinaikos: Karnezis; Vyntra, André Pinto, Velázquez, Spyropoulos; Vitolo, Katsouranis (Marinos,; Zeca (Mavrias, 46'), Sissoko, Christodoulopoulos; y Fornaroli (Toché, 72'). 
Málaga CF: Caballero; Gámez, Demichelis, Weligton, Monreal; Isco, Camacho, Toulalan, Eliseu (Duda, 88'); Joaquín (Portillo, 90') y Fabrice (Juanmi, 62').
Goles
No hubo.
Incidencias
OAKA Spiros Louis.

La primera mitad del Málaga fue de notable alto, de nivel Champions. El equipo blanquiazul salió al feudo heleno con las ideas tan claras como el encuentro de ida. Sin quitar el punto de mira sobre la meta de Karnezis, el Málaga huyó de las precipitaciones. El 2-0 cosechado hace una semana ofrecía un cómodo colchón. Las prisas debían correr de parte del Panathinaikos. El conjunto griego logró revolucionar el juego en algunas fases del choque, pero se impusieron la seriedad y la posesión malaguista. Se cumplió el guión programado por Pellegrini, pese al empuje de los guerreros de JF. Tampoco surtió efecto el sibilino arbitraje del noruego Tom Harald, quien permitió el juego duro de los locales y pasó por alto más que posibles penaltis a Eliseu y Joaquín.
Pese a la paciencia del Málaga, el primer disparo llevó el sello de Fabrice. El jovencísimo delantero demostró que no le asustan las grandes citas. Se curtió ante una zaga que nunca le perdió la pista ni tuvo dudas en echar mano de la fuerza para frenarle. Otra internada del camerunés pudo acabar en gol, pero su centro-chut no encontró rematador. Isco, con galones y al mando de las operaciones, quiso poner a prueba a Karnezis, aunque su intento se marchó fuera.
Mediada la primera parte tanto Eliseu como Joaquín también intentaron, sin éxito. La iniciativa fue del conjunto de Pellegrini, superior a un Panathinaikos muy pobre pero intenso. No hubo ocasiones claras, aunque sí un dueño vestido de blanquiazul. Un balón al área de Willy que se quedó sin rematador y una falta que pegó en la barrera fue el exiguo bagaje del PAO en los primeros 45 minutos. Insuficiente ante un Málaga bien plantado.
Tras la reanudación, sólo el Málaga podía echar a perder el partido. Los hombres de Jesualdo, como era de esperar, dieron un paso adelante en busca de la remontada. Claro que el empuje heleno no se tradujo en excesivo sufrimiento para el Málaga. Con el encuentro más abierto, aparecieron los espacios. Campo abierto para Eliseu, Joaquín, Isco y compañía.
El primero en avisar, no obstante, fue Toulalan. Nuevo clínic del centrocampista francés. Impecable cortando el juego del PAO, sobresaliente impulsando el del Málaga. Una volea suya anduvo cerca de la escuadra de Karnezis. Respondió rápido el bloque ateniense, con un centro al punto de penalti que abortó Willy y una falta de Christodoulopoulos que se marchó alto.
Tocó arrebato el Panathinaikos a falta de media hora para la conclusión, para la gloria en el caso del Málaga. Jesualdo no dudó en ordenar la ofensiva total de sus hombres, aplacada por la solidez defensiva del Málaga. Lástima de dos contragolpes consecutivos de los blanquiazules que finalizaron sin remate. Juanmi no atinó en el primero y Eliseu se encontró con una pierna rival que mandó el balón a córner.
Así murió el partido, con el Málaga merodeando el área helena y sometiendo a un PAO flojísimo. Pudo matar Joaquín el partido de falta, pero voló Karnezis para mandar la bola a córner. A poco del final lo pudo hacer Camacho, pero su gol de cabeza fue bien anulado. Las gargantas explotaron de verdad cuando Harald pitó el final. Porque el Málaga, ya sí que sí, es de Champions.

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