Los seguidores malaguistas rugieron en el OAKA. Ni rastro de aquello que llamaban 'infierno griego'. El estadio ateniense presentó media entrada y pudo sentir los gritos de ánimo y aliento de los aficionados visitantes. La crisis golpea duro en Grecia.
Los hinchas del Málaga asistieron al mayor acontecimiento histórico en la historia blanquiazul. Los costasoleños jugarán Champions por vez primera. El día comenzó bien temprano con visita al Acrópolis. La mayoría ya se encontraban desde el lunes en suelo ateniense al volar con el chárter fletado por la entidad. Algunos pocos viajaron por su cuenta el mismo día del partido. Se llegó al clímax cuando Tom Harald, protagonista de un arbitraje más que casero, pitó la conclusión del encuentro.
En el Spyros Louis, a pesar de no estar abarratado, no faltaron las bengalas ni los pertados. La pista de atletismo, en todo caso, aplaca el fervor de una afición que se ha granjeado fama de hostil. Fuertes medidas de seguridad, en previsión de cualquier posible altercado, acompañaron a los espectadores en los aledaños del estadio.
No faltaron los gritos de "¡Málaga, Málaga!" durante el choque. También sonó el himno blanquiazul y se botó al son de la canción de la serie Pipi Calzaslargas delante de 35.000 griegos.
A miles de kilómetros de distancias, unas 300 personas disfrutaron de la clasificación en el Palacio José María Martín Carpena, donde habilitaron los marcadores para seguir todos los pormenores del choque frente al Panathinaikos.
Twitter, asimismo, ardió con múltiples elogios, agradecimientos y felicitaciones. El hashtag #VamosMalaga fue 'trending topic' poco antes del inicio del partido. Ya hay movilizaciones para recibir al equipo a su llegada a la Costa del Sol alrededor de las 4:40 de la mañana. La ocasión lo merece.