Todos le tratan como a un grande

El Málaga rascó un punto de Cornellà. Un botín merecido por lo mostrado en el campo. Faltó chispa, frescura y dinamismo. A cambio, el equipo de Pellegrini dio la sensación de tener controlado al Espanyol, que, conviene no olvidarlo, jugaba en su estadio. Al Málaga todos le tratan ya como un grande. Da igual dentro que fuera, Liga que Champions. No hay mejor conclusión. Cuando le faltan los titulares también se le respeta.

Sucede que no es fácil bajarte del Olimpo y mezclarte de nuevo con los mortales. El Málaga lo intentó, si bien no tuvo la misma brillantez de otras citas. Las rotaciones de Pellegrini mermaron el potencial futbolístico del equipo. Sin Joaquín, Portillo y Saviola hubo un déficit combinativo. Pese a todo, el equipo blanquiazul generó peligro, sobre todo a balón parado. Duda le puso dos a Demichelis. Incompresiblemente, el argentino no acertó en el remate, una de sus especialidades. El luso, nada más comenzar el encuentro, también había puesto una falta para que Isco probase la volea. Fue lo más dañino que hizo el Málaga en la primera mitad.

Sí consiguió, en cierto modo, tener controlado al Espanyol, que tuvo algún arreón, sobre todo en los últimos minutos de la primera mitad. No asumió riesgos Pochettino, consciente de que el Málaga era muy superior.
Intentó dar un pasito al frente el Espanyol tras la reanudación, donde dio entrada a Stuani por el perdido Longo. El Málaga comenzó mucho más estático y cuando Isco intentaba gobernar, casi nunca encontraba jugadores con los que asociarse, apenas Jesús Gámez le ofrecía alguna solución por la derecha. Así que transcurrido un cuarto de hora, Pellegrini sentó a Seba y se entregó a Joaquín.
Tampoco mejoró mucho el Málaga con él, aunque sí dio sensación de tener un nuevo recurso intimidatorio. Encima, no ayudó al espectáculo Delgado Ferreiro, que en un partido donde no hubo una mala patada, mostró nueve amarillas.
Se entró en la recta final con el partido sin dominador claro. El Espanyol amagó un par de veces gracias a Albín y porque el Málaga le dejó más espacios. Aun así, el equipo malaguista se pudo llevar los tres puntos en el último minuto. Santa Cruz remató perfectamente, pero Cristian Álvarez estuvo providencial.
Quizás sea lo más justo este empate. De cualquier modo, es inamovible. Lo más positivo es que el Málaga ni perdió ni sufrió, dando muestras de empaque pese a las bajas, siendo tratado en cualquier campo que visita como un grande.