A Schuster le vale la media inglesa

F. Godoy IIIA Schuster le vale la media inglesa. Eso desprende su planteamiento y también algunos de sus cambios, sobre todo el de Camacho por Portillo en la recta final. No quería volar a casa sin un punto sudado por sus hombres. Eso no significa que el Málaga no intentase ganar, porque ocasiones para ello tuvo. 

El Málaga tiene tablas, eso es innegable. Sabe lo que quiere de cada partido. En este, con un poco de acierto, hasta se hubiese traído los tres puntos. Pero eso son cábalas. La realidad es que ya ha encadenado tres choques sin perder. Cinco puntos y ahora a esperar al Almería para continuar su escalada en la tabla.

Interesaba ver al Málaga en Anoeta no sólo por los puntos en juego, sino porque era una situación novedosa. Había ganas de ver a los de Schuster manejarse fuera de casa y después de saber que sabe ganar partidos y bien. Pero la Real tuvo una puesta en escena más sólida.
Los de Arrasate empezaron firmes, presionando la salida de balón, asfixiando al Málaga y llevándole al territorio donde goza de menos soltura. Le costaba crear ocasiones a los blanquiazules y el balón le era equivo. Aunque es cierto que la Real no supo traducir en grandes ocasiones su jerarquía sobre el verde. De hecho, la mayor amenaza nació de un córner que Íñigo Martínez coló con la mano en la red de Willy. Por una vez, Teixeira (José Antonio) acertó y no dio validez a un gol que ya celebraba toda Anoeta.
El Málaga consiguió reponerse. Se quitó la pereza de encima y comenzó a encontrar fugas en la telaraña realista. Tres buenas ocasiones casi consecutivas, Duda, Portillo y Sergio Sánchez rozaron esa incontenible alegría que es el gol. También El Hamdaoui despertó de su letargo para animarse a buscar paredes y disparos.
Los de Schuster, aun sin lograr grandes combinaciones, demostraron que estaban en el partido y que querían dar caza a Bravo, que había pasado excesivamente tranquilo los primeros 25 minutos.
No era mala estampa la que quedaba para la segunda parte. La Real daba algún leve síntoma de fatiga y el Málaga estaba conforme con mantener el cero en su portería, consciente de que habría chance de lograr el triunfo.
El Málaga perdió de nuevo algo de rumbo en el arranque de la segunda mitad. Eso sirvió a la Real para tener la más clara del partido, quizás, en las botas de Agirretxe, que falló solo ante Willy. Méritos para el incombustible Tissone, que le molestó lo justo. Luego vino una falta directa de José Ángel y un fuera de juego de Vela que no existió pero Willy consiguió frenar.
No veía claro el asunto Schuster, que dio entrada a Morales primero (por un desconocido Eliseu) y Santa Cruz después por El Hamdaoui, al que ya le pesaban las piernas. No mejoró mucho el Málaga realmente, aunque tampoco el rival se prodigaba en exceso.
En este intervalo pudo el Málaga romper la igualdad. Duda no alcanzó a empalar, absolutamente solo, un pase al desmarque de Sergio Sánchez desde su campo. Luego fue Roque, incomprensiblemente, quien falló con la cabeza a centro de Gámez.
El paraguayo, al que El Hamdaoui ha puesto cara la titularidad, intervino en tres ocasiones más. Volvió a rematar fuera con la cabeza un centro de Antunes. Bravo le estorbó. Lo intentó con un disparo fuerte desde el lateral del área que Bravo envió a córner. Y en el mismo saque cedió con la testa a Tissone, que también cabeceó fuera.
En los últimos cinco minutos no hubo mucho más. Sendos disparos siameses de Morales y Seferovic y alguna acción aislada de Griezmann. El Málaga sigue siendo fiable en defensa, situado entre los menos goleados de la Liga. Aun así, queda una cierta sensación de falta de ambición. No es que Schuster no quisiese ganar el envite, pero tampoco se moría por ello. Y es que parece que sí, que la media inglesa no le disgusta.