El Málaga se impone a la locura

Ismael Touat IIIEn un final de infarto, con penalti en contra incluido, el Málaga consiguió una victoria vital de cara a la salvación tras superar a un Betis que estuvo por delante en el marcador hasta el minuto 84. El conjunto blanquiazul remontó en dos minutos y empaquetó un triunfo capital que le sitúa a cinco puntos del descenso.

El bloque de Bernd Schuster reaccionó como sólo puede hacerlo un equipo que quiere quedarse en Primera División. Al triunfo lo conectaron Juanmi y Rescaldani, revulsivos en la lluviosa noche hispalense. Fundamentales como lo fue Amrabat, el agitador del ataque costasoleño. El Málaga sumó tres puntos y firmó un triunfo de oro que se pudo escapar por un riguroso penalti decretado por un tarjetero Mateu Lahoz. Rubén Castro, no obstante, tiró al palo y permitió que el Málaga se llevara a casa el botín y la tercera victoria seguida lejos de La Rosaleda.

La primera mitad no hacía presagiar un desenlace tan feliz. El fallo de Willy Caballero y el gol de Lolo Reyes destrozaron los planes del Málaga. La idea era darle la bola a un Betis muy limitado en creación, guarecerse en los dominios del argentino y atacar rápido. De esta manera llegó la más clara de la primera parte hasta el tanto bético: Camacho rebañó un balón en el suelo, Amrabat la recibió y se la puso en bandeja a Santa Cruz, que se encontró con un imponente Adán. El paraguayo dio la impresión de querer repetir el segundo gol que le metió hace 15 meses en La Rosaleda. Pero la pelota no entró.
El Betis pervivía de las intermitentes arrancadas de Baptistao y el solitario juego entre líneas de Jorge Molina. Demasiado poco para una zaga blanquiazul que permanecía tranquila con la salvedad de Antunes. Por su banda llegó la jugada que acabó en gol verdiblanco. Samu no despejó correctamente y Lolo Reyes lanzó un disparo lejano que en circunstancias normales no inquietaría a Caballero. Pero la lluvia, y quizá un punto excesivo de confianza, le jugó una mala pasada. Hasta los mejores fallan.
Con el 1-0 se abría otro escenario y se ponía sobre la mesa la asignatura pendiente del Málaga de Schuster: tomar la iniciativa, hilar fútbol con sentido y marcar. Le cuesta demasiado al conjunto blanquiazul cuando se ve por debajo, cuando el partido le exige algo más que intensidad, ritmo y vigor. Santa Cruz se mostraba impreciso, Portillo se difuminaba en la maraña bética y Amrabat se estrellaba contra el mundo. El Betis, henchido de moral y mucho más cómodo que el Málaga, a punto estuvo de hacer el 2-0. El cabezazo de Rubén Castro se marchó fuera por pocos centímetros. Mateu Lahoz, que esta vez decidió no ser un árbitro permisivo, no tardó en decretar el descanso.
La segunda parte continuó como la primera, con el Betis cercando la portería de Willy. La aparante seguridad defensiva se quedó en el vestuario. Al menos así fue con Rubén Castro, que cabeceó rodeado de zagueros visitantes. El Málaga, como es costumbre cada vez que debe proponer y tomar el mando, se desordena. Claro que el Betis es colista por algo y el empuje de los blanquiazules bastó para, al menos, ofrecer sensación de peligro. En uno de esos intentos sin demasiada elaboración a punto estuvo Jesús Gámez de marcar su primer gol en Primera con el Málaga. Respondió el Betis y Baptistao enviaba a las nubes un contragolpe.
Schuster movió el árbol y metió al debutante Rescaldani y Juanmi, a la postre claves para el triunfo. Fuera Portillo y Samu, dos hologramas en el Villamarín. El primero no produjo nada; el segundo le quitó a Roque un balón cuando se plantaba solo delante de Adán. El Málaga, cada vez más partido, asumía el riesgo constante de sufrir una contra letal. N'Diaye, quien pudo ser del Málaga en verano de 2010, también la mandaba alto desde la frontal. El Málaga empujaba, el Betis perdonaba.
El Málaga, de tanto ponerle fe, rompió la piñata y se metió el premio en los bolsillos. Juanmi, como buen ratón de área, introducía el balón en el arco local tras un buen servicio de Amrabat. Sin apenas tiempo de respirar, Rescaldani dejaba pasar otra asistencia desde la derecha y Darder la mandaba a la escuadra izquierda de Adán. Del 1-0 al 1-2 en apenas 180 segundos. El Málaga enmudeció al Villamarín, que volvía a rugir con el penalti de Camacho a N'Diaye. Los astros esta vez se aliaron con los blanquiazules, que tras un desenlace de locura ve más claro seguir en Primera un año más.