Tras el subidón de la sobresaliente victoria ante el Valencia el pasado lunes llegó el bajón de este sábado ante el hermano pobre de la ciudad del Turia. Un Málaga distinto con sólo cuatro días de diferencia, más allá de los dos errores arbitrales que condicionaron el encuentro con los dos primeros goles fabricados en una falta inexistente y un penalti cuanto menos dudoso sobre Barral.
Ya sin dobles partidos por semana en los que pensar, Javi Gracia concedió a sus jugadores dos días completos de descanso. El equipo llegó a Málaga en la medianoche del sábado al domingo y no volverá a ejercitarse hasta el próximo martes. Eso sí, en doble sesión. Más de 48 horas para descansar las piernas, pero también para ordenar la cabeza sobre lo que se viene. La permanencia no es matemática, pero seguir con ese discurso hasta llegar a los 43 puntos se puede hacer demasiado repetitivo. Hay una opción muy clara de pelear por la séptima posición, que si Barça o Villarreal ganan la Copa dará el pasaporte a Europa. Quedan 16 partidos por delante, 48 puntos por disputar, y en la mano del Málaga ser ambicioso, como lo ha sido hasta ahora, o bajar el pistón.