Es Noticia
Rayo
1-0
Málaga

Otra vez la cara B del Málaga

Amaya entra a Miguel Torres.
Ismael Touat

El Málaga cayó en Vallecas ante un Rayo más agresivo, más valiente, más directo. Simplemente, el conjunto de Paco Jémez fue mejor que un equipo blanquiazul que pierde las llaves cuando sale de casa. No encuentra su mejor versión el Málaga lejos de La Rosaleda. Y eso que tampoco hubo una distancia sideral entre ambos rivales. Uno puso más que otro y le llegó el premio en forma de un gol que, a la postre, dio el triunfo.
La primera parte que se vio en Vallecas se vio en Los Cármenes hace apenas dos semanas. Se vio en el Ciutat de Valencia o en el Pizjuán. Es una evidencia que al conjunto de Javi Gracia le cuesta conectarse cuando se aleja del calor que le proporciona La Rosaleda. Es otro equipo, menos intenso, menos vigoroso, menos confiado, más apocado, más impreciso. No es que le falte actitud. Es más un querer y no poder. Corre, pero corre peor. Lo que en Martiricos son jugadas de tres minutos a domicilio no llegan ni a tres pases seguidos. Se toman peores decisiones. Es un Málaga menor, su cara B. Tampoco ayuda la ausencia de un futbolista experto y fondista como Camacho, por mucho que el pubis haya bajado de forma notoria su nivel.
¿Por qué se produce esto? Falta de cuajo, juventud, rendimientos individuales mejorables. Y, por supuesto, los rivales juegan. El Málaga no supo gestionar la agresividad de un Rayo que llegaba casi siempre con cinco y seis hombres a zona de ataque. Los de Jémez encontraron rápido la vía para hacer daño: balones al corazón del área blanquiazul. Y tras varias intentonas sin éxito, llegó el tanto de Kakuta, que no por previsto dolió menos.
Dolió porque, aun siendo no siendo el Málaga de las grandes tardes, el que seguramente jugará Europa con todo merecimiento tras un trabajo descomunal de Javi Gracia y sus chavales, porque pese a que el Rayo era mejor, tuvo el primer gol en sus botas tras una ocasión clarísima que no aprovechó Samu Castillejo tras una galáctica asistencia de su tocayo de apellido García. Castillejo tiró al muñeco y evidenció que el acierto frente al portero es su gran asignatura pendiente. Tiempo tiene para corregirla.
Dolió el gol de Kakuta pero poco después pudo venir el 1-1 aunque Castillejo en esta ocasión no atinó con la cabeza. No vio claro lo de entrar como un ariete y lo pagó caro. El Málaga, a tirones, tuvo dos ocasiones tan buenas como la que acabó en tanto vallecano. Las sensaciones, no obstante, estuvieron del lado local y así se marchó el partido al descanso.
Se reanudó el encuentro y parecida tónica porque Kameni salvó un disparo venenoso de Alberto Bueno desde 30 metros. Los de Gracia se estiraron más, aunque los ataques fueron fabricados con más empuje que cabeza. Hubo ratos de correcalles y dos cabezazos de Manucho, que sustituyó al lesionado Baptistao, antecedieron a una buena maniobra de Juanmi en el área, cuyo tiro fue interceptado por un defensa, y una contra de Castillejo que por poco no encontró a Amrabat para embocar.
Hay que decir que la pérdida de equilibrio y las idas y venidas fueron coartada para que el Rayo se olvidara del reglamento en más de una ocasión. Al final, el que acabó incomprensiblemente con uno menos fue el Málaga. Nadie entendió la expulsión de Angeleri, aunque su doble amarilla no puede ser excusa. Otra cosa habría sido que se hubiera expulsado a Amaya por una criminal entrada a Miguel Torres en la primera parte. También hay que reconocer que Angeleri cometió penalti por mano y no fue pitado.
Y como empezó terminó el partido. 90 minutos sin giros de guión ni héroes inesperados. El Rayo fue mejor que un Málaga que no acaba de encontrarse cuando viaja lejos de La Rosaleda. Ni la entrada de Amrabat reactivó el ataque. Más bien él se contagió de la espesura general. El Málaga se confirma como un equipo doméstico. Contra la Real Sociedad debe ser otra cosa. En teoría.

Escribir comentario 1 comentario
Deja una respuesta
Su comentario se ha enviado correctamente.
Su comentario no se ha podido enviar. Por favor, revise los campos.

Cancelar

  1. R.L.

    Estuve en Vallecas y salí avergonzado. El Rayo es un equipo de leñeros que ya le han hecho 50 goles y el Málaga no fue capaz ni de crearle alguna ocasión. Un equipo sin sangre con jugadores acobardados y atemorizados sin hacer siquiera faltas. Veo al Bilbao por delante en tres jornadas mas.