Es Noticia
Málaga
1-1
Deportivo

La Rosaleda avisa al equipo

El Málaga no pasó del empate ante el Depor.
F. Godoy


El fútbol es del pueblo y el pueblo habla cuando y como quiere. Y se está cansando del Málaga. El encuentro ante el Deportivo dejó claro que la afición no se conforma con un Málaga mediano y vulgar. Es exigente con sus futbolistas y con el club. Quiere entrega, quiere fútbol, quiere Europa y quiere a Amrabat. Y lo manifiesta en su templo, en La Rosaleda.

Igual se es injusto porque la temporada ha estado muy por encima de las expectativas, pero es que el deporte de alto nivel tiene esto. Pitos para el equipo, peticiones para el jeque y Husillos, disconformidad con casi todo. Sobre todo, porque se ve una falta de espíritu que no casa con este Málaga, que no es a lo que tiene acostumbrado a sus fieles.
El primer minuto de juego, con una grandísima jugada de Juanmi en la que el Málaga ya amenazó a Fabricio, nos llevó a pensar que se avecinaba un partido clásico del equipo blanquiazul en casa. Salvo una ocasión de Lucas al minuto siguiente, es cierto que el conjunto de Gracia llevaba la iniciativa, se acercaba, controlaba el partido... Juanmi casi abre la lata, pero su tiro, después de girar sobre su eje, se marchó al poste.
Tras 25 minutos de calma, de repente, el Málaga se volvió torpe. Perdía balones de manera absurda, como uno que se le fue a Weligton y que provocó otra ocasión de Lucas que por fortuna para los blanquiazules desbarató Kameni. Era una fase extraña, con un cierto desapego al partido. Y seguían llegando errores, falsos despejes... Se escapó vivo el Málaga porque la propia incapacidad del Depor de convertirlo en tangibles. Y es que el Málaga estaba tan espesito que no era capaz ni de conducir en condiciones los contragolpes, una de sus especialidades.
Sin embargo, hay factores diferenciales, jugadores que tienen la moneda. En el Málaga la tiene más que nadie Nordin Amrabat. El delantero cogió el balón donde más le gusta, en esa esquina izquierda del área que le favorece el disparo. Se perfiló el holandés y sacó un chut violento, malvado que casi mete a Fabricio en su portería. Muy parecido al que metió al Córdoba, pero esta vez sí que hubo celebración. Y de las intensas, haciendo piña con Juan Solla, preparador físico sancionado.
El gol del Málaga no cambió el partido, que seguía por los mismos derroteros. Era cuestión de tiempo que el Depor acertase. Una falta lateral, un despiste de Sánchez y zas de Oriol Riera. Empate de manual. Así que Gracia buscó alternativas ofensivas. Renunció a la electricidad de Castillejo y se lo jugó todo a la zurda de Duda. El portugués regaló un gol a un desdibujado Samu, que falló en una de sus especialidades, la definición. Poco antes sí había logrado marcar de cabeza pero se lo anularon por fuera de juego.
Dispuso de alguna buena oportunidad más el Málaga. Un centro de Juanmi que Duda dejó de cara para Horta. El portugués la conectó a las mil maravillas, pero Fabricio anduvo espectacular, sacándola prácticamente de la escuadra. La réplica llegó en una falta de Lucas que pegó en un poste y se paseó por la línea de gol ante un estadio que no se creía que ese balón finalmente no acabase entrando.
El Málaga todavía tuvo algún arrebato, con Javi Guerra como protagonista. El veleño, cuyo papel está siendo absolutamente residual, dispuso de varias oportunidades. Un tiro cruzado fácil para el portero, una acción en la que Fabricio le arrolla y una última, casi sobre la bocina, de cabeza. De nuevo el meta del Depor salvó a su equipo de la derrota con una mano prodigiosa. Ahora dos partidos seguidos para ver hacia dónde camina el Málaga.

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