Estaba cantado. La Rosaleda agasajó a los Samus en su regreso a Martiricos. Su casa. Las muestras de cariño hacia los dos jugadores malagueños se sucedieron. Desde su llegada a la ciudad. En la puerta del hotel de concentración amarillo les esperaban varias decenas de malaguistas ansiosos por una foto y una firma de dos jugadores que permanecerán siempre en el corazón de los aficionados blanquiazules. Los gestos de afecto continuaron a la llegada de la expedición castellonense al estadio y cuando salieron a calentar.
Ambos vivieron su vuelta a casa de manera diferente. Samuel fue titular y completó los 90 minutos. No fue su mejor partido. Un alivio para los malaguistas. Castillejo no jugó. Es titularísimo para Marcelino, pero el técnico asturiano decidió guardarle para el Villarreal-Atlético del sábado. Eso sí, no paró de recibir aplausos y gritos de apoyo durante todo el partido. Especialmente cuando salió a calentar a comienzos del segundo tiempo. Finalmente, Marcelino agotó los cambios y le privó de la ovación unánime del coliseo blanquiazul. La recibió al final, después de regalarle su camiseta. Será la próxima temporada. Porque La Rosaleda siempre tendrá reservado un aplauso para los Samus.