El tiempo pasa. Pasa lento o rápido, depende de muchos factores. Pero pasa. Y sin entrar en otras consideraciones, son ya cuatro años desde aquel imborrable 24 de octubre de 2012. Para otros un día más, para el malaguismo una fecha histórica. Aquella tarde pisaba La Rosaleda nada más y nada menos que el AC Milán. Y además lo hizo llevándose para Lombardía una derrota.
De carrerilla: Willy; Jesús Gámez, Demichelis, Weligton, Eliseu; Camacho, Iturra; Portillo, Joaquín, Isco; y Saviola. Un once para el recuerdo con el que se consiguió un triunfo histórico con el que además el Málaga acariciaba los octavos de final de la competición de clubes más prestigiosa de todas las que existen.
Aunque la primera parte no fue la mejor de todas, había magia en el ambiente. La misma magia que derrochó Joaquín para sobreponerse a un penalti fallado con un gol de bandera, del genio que era y es. El extremo portuense recibió un balón fantástico de Iturra, una especie de globo que voló sobre la zaga rossonera. Ante Amelia logró encontrar el hueco imposible que supuso el gol de la victoria.
Como curiosidad, en aquel partido estuvo hasta el jeque Al-Thani, cuyas apariciones se contaban con los dedos de una mano en aquellos tiempos. Hasta se animó en el descanso a anunciar en Canal Plus que habría nueva inversión, algo que no sucedió. Pero eran días de vino y rosas. Nada importaba más que el balón.