La Rosaleda respondió con la mejor entrada del curso

Al Málaga no le sale nada. No tiene fortuna, no es capaz de marcar goles, apenas crea ocasiones... Ante el Atlético era uno de esos partidos que de primeras se sabe que puede caer del lado de los visitantes, y así fue. Fue un quiero y no puedo del conjunto blanquiazul, que una vez más contó con el apoyo de los suyos pese a lo poco que les ofrece sobre el césped. De hecho, La Rosaleda registró la mejor entrada de la temporada con 25.482 espectadores (varios cientos de ellos colchoneros).

El equipo llegaba hundido, como farolillo rojo y cada vez más descolgado. Y aun así, ningún reproche de la afición antes del pitido inicial de Sánchez Martínez. Más bien lo contrario. La grada animó a los suyos, pero en el segundo 39 el gol de Griezmann dejó helada a la grada durante unos minutos. Pero el malaguismo es así. A poco que le des algo, una ocasión, una carrera o un robo de balón, la gente se echa encima y alienta a los suyos. Así fue durante casi todo el partido, salvo en algunos momentos puntuales en los que se cantó en contra del presidente Al-Thani y se pidió coraje y dignidad a los jugadores.
"Al moro de Catar. Ese hijo de puta se tiene que marchar", se cantó en La Rosaleda en dos ocasiones, una en la primera parte (minuto 17) y otra en la segunda (minuto 75). También se escuchó de nuevo el "¡Al-Thani, vete ya!", en el minuto 76 y secundado por bastantes aficionados, y el ya popular "¡Málaga, échale huevos!", al borde del descanso y cuando los jugadores se marcharon a vestuarios. Para poco sirvió, porque el equipo volvió a perder y lo que se acabó viviendo en Martiricos fue otro funeral cargado de frustración e incluso indiferencia al final.