“El primero siempre es especial”. La frase, aplicada a cualquier aspecto de la vida, es común y real. Pues el primero de Caminero, en el Málaga, es un jugador cuyo nombre aún nos cuesta escribir. Se llama Badr Boulahroud, es marroquí, y procede del FUS de Rabat. El director deportivo del Málaga jamás lo olvidará. Como tampoco lo hará Arnau, por ejemplo, con Chory Castro. Fue su primera operación. Y Boulahroud la primera de Caminero como blanquiazul.
La película fue sencilla de explicar. Nabil Baha, que mantiene una gran relación con Muñiz y que lo ha entrenado varios años en el FUS Rabat, recomendó que pusieran la lupa sobre él. El club lo siguió y, cuando se produjo el consenso, Caminero inició una negociación que ha solventado con éxito pese al interés de equipos importantes de Francia, como el Lens, que también milita en la Ligue 2 gala. La inversión es de 0,6 millones y Boulahroud firma hasta 2021.
La sintonía es total hasta la fecha entre Caminero y Muñiz, que serán los arquitectos del proyecto con la ayuda del resto de integrantes de la dirección deportiva. Ambos marcan su ‘tempo’ y no tienen prisas a pesar de lo acuciante que aparenta ser la situación del Málaga. Mejor fichar bien que pronto, suelen decir. Y es verdad, aunque también hay que sacar futbolistas. Koné será el siguiente en pocos días. Y le seguirán más. Y más fichajes. Muchos, tal vez. Pero Boulahroud pasará a la historia por ser el primero. El primero de Caminero.