Gonzalo de los Santos (Salto, Uruguay, 19/07/1976) regresa al paraíso permitido. Aquel espigado mediocentro de hombros altos y cabeza erguida que jugó tres campañas en el Málaga de Peiró (para muchos, servidor incluido, el mejor de todos los tiempos) se establecerá de forma definitiva en la Costa del Sol. Estos días inspecciona el que será su nuevo hogar, la tierra de su esposa, de su familia. Regresó a La Rosaleda el viernes, se volvió a enfundar la blanquiazul con los Forever el sábado y, aunque el miércoles regresa a Uruguay, ya tiene fecha de asentamiento en Málaga, el próximo mes de julio.
El ‘Gaucho’ era hasta hace poco director deportivo del Peñarol de Montevideo, y buscará en Málaga y desde Málaga emprender nuevos retos profesionales desde el ámbito del fútbol, al que confiesa estarle eternamente agradecido. En La Rosaleda vivió tres notables temporadas futbolísticas en las que fue de menos a más, ascendiendo al primer año a Primera y ganando protagonismo paulatino en un equipo que prendaba. No parece olvidar durante la entrevista con ElDesmarque ninguno de sus 93 partidos profesionales de blanquiazul, de los que habla con pasión no impostada y con una prodigiosa memoria. Aquí, en Málaga, fue donde más jugó en su carrera española, que también discurrió por el Mérida, el Valencia, el Atlético de Madrid, el Mallorca y el Hércules.
- ¿Qué le trae por Málaga?
El viaje lo realizo porque fui invitado al Centenario del Valencia CF y, aprovechando ese viaje, cuando acepté la invitación organicé el tiempo para tener reuniones en Valencia y Barcelona. A Málaga vine porque tengo familia y amigos, y tenía que pasar. Hasta el miércoles me quedo por acá.
- ¿Cómo la ha encontrado a Málaga?
Hacía cuatro años que no venía. Málaga es hermosa, no hay mucho que decir, he visto una ciudad muy limpia, Málaga tiene un encanto especial, y la verdad aquí tengo a familiares, sobrinos, cuñada, suegra… Mi señora es de aquí, así tengo todo aquí. Yo creo que Málaga es una ciudad ideal para vivir.
“Málaga es hermosa, tiene un encanto especial. Una ciudad ideal para vivir”
- Tanto es así que en verano se viene definitivamente.
Así es, terminé en septiembre de Peñarol y a los diez días tomé la decisión de venirnos a vivir de forma definitiva a Málaga. En julio estaremos instalados, así que ahora preparando lo que conlleva la mudanza y preparando el futuro. Considero que en España y en Europa está la élite del fútbol, al que quiero seguir ligado y aprendiendo.
- El sábado volvió a vestir la blanquiazul… ¡Y capitán!
Sí, fue un sentimiento muy especial, por más que sea el Málaga Forever, vestir nuevamente los colores del Málaga, con jugadores del pasado, con algunos que estaban en el filial entonces… Y además por poder colaborar con algo benéfico, que se trata de eso realmente. Cuando se comunicaron conmigo dije que sí porque es algo muy especial. De aquí en adelante estaré muy ligado a los Forever, poniendo mi granito de arena.
- Se fotografió con Catanha. Siguen iguales.
Catanha siempre fue un jugador muy competitivo, desde nuestra época, y le gusta jugar, competir, sigue siendo goleador, se sigue cabreando… Y eso es bueno. Es un placer compartir de nuevo un vestuario con él, conversar con él en la previa y ojalá que de a poco nos vayamos encontrando.
- Nos cuentan que se tuvo que comprar unas botas expresamente para poder jugar el partido benéfico.
(Risas) Así es, no traje botas porque decidí no jugar el partido de las leyendas del Valencia. Así que el sábado por la mañana fui al centro comercial a comprarme unas, y había que ablandarlas un poquito porque era césped sintético y había que tener cuidado con los músculos.
- ¿Sigue echando ratos de corto?
Sí, en Montevideo también nos juntamos técnicos y amigos en el Peñarol Senior. Ganamos juntos muchos títulos y acudimos a compromisos sociales y actos benéficos. Lo más importante es que seguimos corriendo detrás de la pelota, que es lo que nos apasiona.
- Volvió a La Rosaleda el viernes.
Había estado en la grada alguna vez, pero no en los palcos, que son espectaculares con una atención espectacular. Es un estadio hermoso y me sentí muy a gusto. Cuando me invitaron acepté enseguida. La pasamos muy bien viendo el partido, que fue muy intenso.
- ¿Le gustó el Málaga?
Empezó muy bien 12-13 minutos, después entró en una especie de juego del Sporting, que se encontró con un penalti fuera del tono del partido, que era del Málaga. La Segunda es muy difícil, una categoría muy táctica, muy física, y hay que saberla jugar mucho. En Segunda no se juega lindo, hay que jugar bien, que es diferente. Para jugar bien y lindo está Primera.
“La Segunda es muy difícil, una categoría muy táctica y muy física, y hay que saberla jugar. En Segunda no se juega lindo, hay que jugar bien, que es diferente. Para jugar bien y lindo está Primera”
- ¿Sigue al Málaga?
Trato de seguir a todos los equipos en los que estuve porque soy un agradecido de la vida. El Málaga me dio un nombre en Europa, no solo en España, y fue el que me permitió saltar al Valencia, donde pude ganar títulos. Ese Málaga tenía algo especial, seguimos en contacto el 90% de ese grupo vía whatsapp. De eso se trata, de seguir viéndonos y comunicándonos.
“Ese Málaga tenía algo especial, seguimos un contacto el 90% de ese grupo vía whatsapp. De eso se trata, de seguir viéndonos y comunicándonos”
- ¿Quién queda de su etapa?
Los utilleros, que son intachables, y después poco más. Torron, Juan Carlos Pérez Frías… Los años pasan y ya son muchos.
- ¿Cómo vivió el año de la Champions desde la lejanía?
Era un aficionado más desde Uruguay. Fue una pena no pasar, estuvimos al límite, era un equipo que jugaba muy bien, lindo. Pellegrini tenía un modelo de juego bastante aceptado, se notaba en la cancha. El Málaga tenía una identidad de fútbol.
“En la Champions era un aficionado más desde Uruguay. Pellegrini tenía un modelo de juego bastante aceptado, se notaba en la cancha. El Málaga tenía una identidad de fútbol”
- ¿Qué le aportó el Málaga en su carrera?
El primer año fue un año importante, un quiebro futbolístico, el año del ascenso. Tuve una participación irregular. Vine fichado por un alto valor y no tuve la continuidad necesaria, con lesiones. Me hubiera gustado jugar más. En la 99/00 el aficionado del Málaga no creía en De los Santos, pero ese primer partido ante el Espanyol que ganamos 1-0 fue clave para mi resurgir. Nadie pensaba que iba a jugar, se enteraron en el calentamiento y en ese partido, en esas fechas, fueron muy altas de mi parte, con goles después al Valladolid y al Betis. Vieron que tenía el arma del golpeo de cabeza. El equipo estuvo bien, sabíamos que íbamos a estar cerca de las copas europeas, luego tuvimos el quiebro importante en Barcelona, el 1-2, se comentaba que si se perdía era muy difícil que continuara Peiró, nos juntamos, ganamos jugando a un alto nivel, con dos golazos, y a partir de ese partido todo el mundo vio y supo que el Málaga jugaba muy bien.
“En la 99/00 el aficionado del Málaga no creía en De los Santos, pero ese primer partido ante el Espanyol que ganamos 1-0 fue clave para mi resurgir”
- Ay, esas peinadas clásicas en los saques de banda…
(Risas) Era una jugada tan sencilla como eficaz con Edgar, Catanha, Darío.. luego Dely. Los laterales me buscaban a mí y yo prolongaba la pelota. Hicimos muchos goles. Todos los equipos lo sabían, pero tenías tanta rebeldía y carácter que siempre salían igual y la aprovechábamos siempre.
- ¿Cuál es su mejor recuerdo de aquel Málaga?
El partido en el Camp Nou, un partido estelar, sobre todo por el marco. Después me quedo con el partido con el Sevilla en casa (2-1), que Catanha me abrió la ceja y me tuve que poner un vendaje (foto inferior). Era un derbi regional y pasamos por encima del Sevilla. El 3-0 del Valencia (00/01), que estaba ya clasificado para la Champions y fue un partido increíble con la chilena de Dely a Cañizares. Y, aunque no participara, el día del ascenso de Segunda a Primera con el Albacete.
- ¿Y el peor?
En Segunda viví momentos amargos, yo quería venir a rendir desde entrada porque el Málaga hizo un esfuerzo por mí, venía del Mérida, de jugar mucho y quería rendir al máximo para abrirme más mercado, para ser importante en el Málaga. Pero tuve 2-3 lesiones que por la ansiedad de querer demostrar no me recuperé bien, fui perdiendo terreno y los otros compañeros (los enumera uno a uno) rindieron muy bien. Fueron los peores momentos en rendimiento. Y luego cuando, jugando contra el Espanyol, me avisan de que mi padre estaba muy mal y me tuve que ir después del partido. A los tres días falleció, tenía una enfermedad terminal.
- ¿Cuáles son ahora sus planes de futuro?
La idea es seguir ligado al fútbol, entre otras cosas. Pero el fútbol es mi pasión, mi vida, le voy a estar siempre agradecido a este deporte y tengo mucho para darle y devolverle. Esperamos seguir, secretaría técnica, dirección deportiva... También tengo el curso de entrenador, que me gusta, aunque tendría que revalidar cosas y hacer el curso que me permite entrenar a los mayores. Estuve casi dos años de director deportivo de Peñarol, que es una institución con 100.000 socios, muy grande, de la que soy hincha. Me dio mucha experiencia y me gustaría trasladarla a Europa, aunque sean mercados diferentes.