No es una semana normal en la casa de Jenn Munar y José Manuel Rebollo. Realmente ninguna de las últimas lo está siendo. Hay una boda a la vista en el mes de mayo, ¡se casan!, y para más carga emocional esta semana se cruzan el Málaga y el Mallorca. O lo que es lo mismo, el equipo de José Manuel contra el equipo de Jenn. No, no es una semana más en Villa Munar-Rebollo, un piso bajo del tranquilo barrio de Son Espanyolet, al noroeste de Palma. Allí convive esta joven pareja de periodistas compuesta por un malagueño y malaguista, y por una mallorquina y bermellona.
De partida, y por aquello de la inminente boda, estos puntos no se podrán pactar como separación de bienes. No. Porque tanto el Mallorca como el Málaga los necesitan para volver donde les pertenece. Ambos igualan a 58 unidades, y la felicidad de uno aparejará el desazón del contrario, a no ser que igualen, lo que supondría una átona calle de en medio. “Quizás peco de confiada, pero diría que no firmo el empate. Hay que ir a intentar ganar siempre que se pueda, cada punto importa”, señala Jenn respetuosa. José Manuel, obviamente, no rubrica otra cosa, aparte del inminente matrimonio, que los tres puntos en La Rosaleda.
Es hablar de La Rosaleda y cambiarle el rostro. Ya van para tres años desde que dejó Málaga por amor y no hay día de partido en el que no le reverberen los gritos de Martiricos en el oído. “Se echa de menos, sobre todo yo, que vivía al lado. Me he criado escuchando los gritos de gol y con ese ambiente llenando las calles, el Padilla a reventar… En Mallorca vivo relativamente cerca de Son Moix, pero es diferente”, señala nostálgico el malagueño, que fue quien dio el paso físico para construir la relación desde Palma. Ahora sigue como puede los partidos de su equipo: “En Segunda es más complicado por los horarios. ¿Más malaguistas en Palma? De vez en cuando hemos encontrado típicos locales andaluces y siempre te cruzas. En Son Moix también nos topamos con un par en mi misma situación”.
"Se echa de menos La Rosaleda, sobre todo yo, que vivía al lado. Me he criado escuchando los gritos de gol y con ese ambiente llenando las calles, el Padilla a reventar…"
Jenn, por su parte, nació en Mallorca, aunque su familia procede de Bolivia. Su abuelo, de hecho, fue Serapio Vega, delantero internacional boliviano. Igual de ahí le viene su pasión por el balón: “En mi casa a nadie le gustaba el fútbol. Siempre fui un poco la 'rara avis' de la familia en este sentido”. Al poco tiempo, ya en la universidad, le floreció la simpatía por el Mallorca. “Empecé a aficionarme por el equipo, recuerdo que era la penúltima temporada que estuvimos en Primera. Me hice socia y me mantuve durante varios años en Segunda”, recuerda la mallorquina, que pone el foco del Málaga en “Blanco Leschuk, aunque Ontiveros también impone cierto respeto. En general mi mayor temor es que no nos dejen jugar, como pasó en la ida”.
Lógicamente, José Manuel y Jenn estuvieron en Son Moix en el Mallorca-Málaga. Lo vivieron con la innata pasión y rivalidad. Cada uno con su camiseta. Ganó el Málaga 1-2 con aquel gol de Cifu. “Trato de olvidarlo porque si me acuerdo igual se cancela la boda”, bromea ella, que reconoce que salió “cabreada” del campo. “Fue durillo”, apostilla. Él avisa con Lago Junior, el mejor de los bermellones: “Nos eliminó el Mirandés en Copa del Rey con un gol suyo. Vive una segunda juventud. Fue de los mejores el año del descenso, se echó el equipo a la espalda, y ahora en Segunda es el mejor. Despunta, tiene velocidad y pega unos latigazos de órdago”.
Aunque ahora desarrolla su vertiente profesional en otro ámbito de la comunicación, José Manuel Rebollo ejerció durante varios años como periodista deportivo en Málaga Hoy y en ElDesmarque, por lo que su bisturí para analizar al equipo blanquiazul también es valioso: “Muñiz fue una apuesta acertada como conocedor de la categoría y porque nos ascendió, pero no ha sabido gestionar para sacar el cien por cien de la plantilla. Espero que el cambio no sea de un día para otro por el entrenador, sino por los jugadores. Subir es un infierno y el factor emocional del play off… Uf, está complicado”.
El caso es que no, no es una semana más en Villa Munar-Rebollo. El trabajo de ambos y la boda a la vista lo envuelve todo, pero también se habla de fútbol y hay rivalidad en los días previos al Málaga-Mallorca. Ella ya conoce La Rosaleda, la descubrió en un Málaga-Levante (3-1), y él la siente de cerca aunque esté lejos. Lo vivirán en la distancia y cada uno defenderá lo suyo, pero “al final a ambos nos gustaría mucho que subieran los dos equipos”, reconocen, aunque por separado sueñan. “¡Ahora sólo queda ascender y que vuelva Eto'o como siempre ha prometido!”, esboza risueña Jenn; mientras que José Manuel zanja con un ilusionante, “ojalá que subamos y que siempre haya motivos para celebrar. En el fútbol y en la vida”. Que así sea y que vivan los novios.