La afición no dejó de animar ante el Mallorca. La Rosaleda lució espléndida en este encuentro entre el Málaga y el Mallorca. El horario y el día ayudaban, pues brillaba el sol en la tarde del sábado. Eso, unido a la ilusión despertada tras el buen partido ante el Alcorcón en la anterior jornada, hizo que los aficionados se desplazasen a Martiricos, que tuvo la mejor entrada de la temporada y que apoyaron al equipo durante todo el choque. Lástima que tuviesen que sufrir un nuevo tropiezo de su equipo en casa.
Ya se preveía que la cifra de espectadores iba a ser buena. Durante la semana la venta de entradas había ido a buen ritmo y el viernes ya eran más de 7.000 las que habían sido adquiridas por los aficionados. No se colgó el cartel de ‘No hay billetes’, pero estuvo cerca.
Finalmente fueron 23.621 espectadores los que estuvieron en La Rosaleda. Esto supone la mejor entrada de la temporada, superando los 22.988 aficionados del derbi andaluz ante el Granada. Cabe decir que para aquel encuentro se desplazaron más de 1.000 seguidores del conjunto nazarí, mientras que en esta ocasión sólo había una veintena de hinchas del Mallorca.
Pero el ambiente en la grada pasó del ánimo al duelo. El gol del Mallorca fue un jarro de agua fría. Y aunque continuaron animando en los minutos finales para que los locales buscasen el empate e incluso despidieron a sus jugadores con aplausos a pesar de la derrota, reconociendo el esfuerzo realizado, la afición se volvió a llevar un nuevo chasco y volvió a abandonar La Rosaleda con una nueva decepción, otra más, muchas ya de forma consecutiva.
El partido fue a las 16:15 horas, lo que hizo que los aficionados apurasen más para llegar al estadio. Había que almorzar pronto para acudir al encuentro y muchos llegaron con la hora justa. Con el pitido inicial, aún podían verse colas en los accesos. Hasta el minuto 15 no se pudo ver a todo el público bien colocado y atento al choque.