Los designios de la vida, también por qué no del fútbol, son inescrutables. Sólo así se entiende que un talento como el de Quincy Owusu-Abeyie no haya triunfado en el fútbol. A los 33 años, después de recorrerse el planeta y ponerse más de una decena de camisetas, ya no se gana la vida dándole patadas a un balón. El que fuera jugador del Málaga CF, pasó por La Rosaleda en la temporada 201/2011 (la primera del jeque Al-Thani al mando), ha iniciado una carrera musical como rapero. No da sus primeros pasos en el mundillo puesto que incluso ya tiene un disco en la calle con 13 composiciones llamado 'New Chapter' (Nuevo capítulo en castellano). Quizá, una buena metáfora para su vida.
Quincy, que deslumbró en un Mundial juvenil en 2005 junto a Messi, llegó a pasar por clubes de la talla del Arsenal o el Ajax, donde se formó. Las expectativas sobre él eran altísimas, pero fue indomable. Sus condiciones físicas envidiables dentro del campo iban mezcladas con conductas extradeportivas fuera de él. En Londres estuvo implicado en una pelea con 19 y en Vigo se negó a entrenar y fue expedientado. Con la blanquiazul asombró en una tarde para el recuerdo en La Romareda. Pero esas anécdotas ya son historia, ahora sus inquietudes son otras.
Su nombre artístico es Blow (por 'Blow all my money', dilapidar mi dinero en castellano) y, además de su cuenta persona de Instagram (ver aquí), sus canciones ya se encuentran en todas las plataformas. "Ahora que estoy lanzando mi primera mezcla en solitario, quiero mostrarle al mundo: 'Este soy yo'. Esto es lo que estoy haciendo ahora. Y espero enorgullecer a la gente del vecindario. Primero, como futbolista y ahora como artista", explicaba en una entrevista para el medio 'Vice': "No había ningún Ronald de Boer en nuestro barrio que nos dijera: 'Con el fútbol tienes futuro'. Mis modelos a seguir fueron los que generaban dinero allí, los hombres de la calle manejando en horribles coches". ¿Su inspiración? Su infancia y un ambiente de delincuencia.