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Historias de una cuarentena: Dani Hierrezuelo fue recogepelotas en el 6-2 al Real Madrid

Dani Hierrezuelo, imagen de la izquierda, jugó en el Málaga.

Hoy es uno de los árbitros más famosos del panorama continental. Más de 800 partidos en la Liga Endesa y varias presencias en Copas del Rey, Final Four de la Euroliga, Eurobasket y Mundiales. Daniel Hierrezuelo es una referencia en el mundo del arbitraje. Pero hubo un día donde también utilizaba las manos para jugar con el balón, para atraparlo más concretamente. Mientras conocía el baloncesto, también dio sus pasos en el fútbol. El malagueño llegó a estar en la cantera del Málaga CF, entonces Club Deportivo, y presenció a pie de césped un partido histórico en La Rosaleda. En el 6-2 al Real Madrid de 1983 estaba en el campo... como recogepelotas.

Un partido de héroes, que recuerda casi cuatro décadas después para ElDesmarque Málaga. "Recuerdo que fue una fiesta. Además fue un baño del Málaga increíble y el ambiente era espectacular", explica el malagueño de ese 11 de septiembre de 1983, que lo vivía con pasión: "Yo en aquel momento, al menos el recuerdo que tengo, como que no te impresionaba ver a los jugadores del Real Madrid o el Barcelona. Te impresionaba ver a tus ídolos del Málaga. Estaba Fernando Peralta, era mi ídolo y sigue siéndolo porque le tengo mucho cariño y tengo amistad con él. Con el tema del deporte mantuvimos amistad y es un referente. Como deportista y como persona". Sí le queda el recuerdo del fuengiroleño Juanito, que marcó dos goles ese día.

"Popo, Toto... ese tipo de jugadores. También de un jugador que era de La Palmilla y venía en un Ford Capri, se nos quedaba a todos marcado. Canillas, el rey de La Palmilla le decían. Era un jugador al que todo el mundo le tenía mucho cariño por ser de allí", da más detalles Hierrezuelo, que vuelve a Peralta, un espejo en el que mirarse: "Antes de Fernando Peralta cuando entro en el Málaga estaba Burgueña, que le decían 'El Lengua' porque se parecía a un mendigo que había en Málaga que le decían así".

"Yo en aquel momento, al menos el recuerdo que tengo, como que no te impresionaba ver a los jugadores del Real Madrid o el Barcelona. Te impresionaba ver a tus ídolos del Málaga. Estaba Fernando Peralta, era mi ídolo"

También se fijaba en José Antonio Gallardo, que falleció, por una parada cardíaca, en el Carlos Haya en el 1987 una semana después de sufrir un derrame cerebral en un partido en Vigo frente al Celta. Tuvo un choque fortuito con el delantero Baltazar. "Fue entrenador mío, me regaló unos guantes, que eran los Adidas que sacó Arconada. Eran muy míticos", rememora el ahora colegiado del torremolinense, que tiene en su honor la Puerta 13 de La Rosaleda.

Hay una honda tradición en el deporte. Los recogepelotas suelen ser canteranos y este era el caso. "Nos citaban siempre una hora antes en la Puerta 0. Nos daban un peto y entrábamos gratis al partido. En el descanso también un bocadillo de salchichón y una Fanta de naranja. Íbamos encantados. Viví partidos muy bonitos y muy míticos", asegura el malagueño, que hace memoria y cuenta una anécdota hoy graciosa: "Le ganó el Málaga al Atlético de Madrid 5-0 o algo así creo recordar. Entonces el Atleti estaba Arteche. Hubo una jugada en que la pelota vino rodando hacía mí y como el Málaga iba ganando la picaresca era perder un poco de tiempo. Venía corriendo y la eché para un lado y con la tensión se puso que no veas. Me gritó de todo. La grada, que estaba detrás del foso donde caían las pelotas, casi se tira a por él".

Una casualidad del destino le hizo entrar en el Málaga. "Yo estudié en el San Estanislao de Kostka y allí teníamos una liguilla interna del colegio y el profesor de Educación Física era Juan Contreras, que era el preparador físico del Málaga. Yo era portero de mi clase y ganamos una final con una tanda de penaltis en la que paré tres penaltis y me ofreció que hiciera una prueba", relata Dani Hierrezuelo, que tiene muchos recuerdos de la época: "Me llevaron siendo alevín y entré en el equipo. En mi segundo año de alevín ya iba con el infantil. Empezamos a entrenar en la Escuela Franco, que hay en frente de La Rosaleda, y algunos días en el anexo".

Hierrezuelo, en su único partido como jugador, a la derecha del portero, arriba a la izquierda.

"Cuando me subieron al infantil me llevaban a El Viso, que era una explanada, un único campo. Me acuerdo que allí entrenábamos. No se me olvidará nunca, para nosotros era una maravilla, nos daban unas zapatillas de entrenamiento. Las Tortola, eran de tela y con una suela blanca. Era para hacer preparación física, salíamos a correr por los alrededores del Viso", sigue contando el árbitro de baloncesto (de su equipo llegarían al primer equipo Padilla y Antonio Monreal hijo), que cambió las porterías por la canasta: "Estoy varios años y coincide que termina mi curso escolar en San Estanislao y me voy a un instituto y empiezo a jugar al baloncesto".

Del Málaga al Caja de Ronda, germen del Unicaja actual tras la fusión con Mayoral Maristas. "Era el más alto en el Málaga (ver galería inferior), me gustaba y un día salió una operación altura del Caja de Ronda. Por altura estaba, pero me faltaba base de entrenamiento. Le dije al entrenador que me dejara un año sin ficha entrenando y que dentro de un año si no tenía hueco me iba. Y entré y estuve seis años", resume. Un deporte del que es una referencia a nivel mundial. En el parqué, no metiendo canastas, sí tratando de impartir justicia. Es la historia de Dani Hierrezuelo, uno de esos niños que vivió de cerca ese histórico 6-2.

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