Al Málaga CF se le empinó el partido en Vallecas cuando no había pasado ni un cuarto de hora. Isi se internaba en el área y al tratar llevarse el balón ante Ramón y Matos, y el cuero impactó en el granadino, que se cruzaba en la jugada. El colegiado del duelo, Arcediano Monescillo, lo vio tan claro que pitó penalti de primeras. Pero no lo fue tanto a pesar de que los malaguistas agacharon la cabeza resignados. De hecho, el VAR, con David Pérez Pallas, intervino y durante varios minutos estudió la acción (¿le da con la derecha, le da con la izquierda, en ese caso viene de un rebote, es voluntaria?). Y todo en un marco legal sobre las manos en el área que nadie termina de entender. El caso es que ninguna de las pobres tomas televisivas sacaba de dudas. No se apreciaba con nitidez la acción como para garantizar que era pena máxima.
Aun así, el árbitro del partido señaló el punto de cal circular y el extremo rayista Isi le ganó la batalla aguantando a Dani Barrio. Era el 1-0. El Málaga, tras enlazar muchos minutos sin recibir un gol se resquebrajó, y pocos minutos después, en una acción de Álvaro García por banda derecha Juande se metió el balón en su propia portería. Minuto 21. Y 2-0. Una brecha iniciada por un penalti por unas manos que el VAR no vio.
Ya dije antes del partido, que en Vallecas el peor enemigo del Málaga no sería el Rayo Vallecano, lo serían los árbitros. Son muchos atropellos arbitrales sufridos allí por Málaga, tanto como CF actualmente, como CD antaño. Fijo es que el penalti de ayer, en el área contraria, no habría sido pitado después de varios minutos dándole vueltas en el VAR. De acuerdo que fueron 4 goles, 3 de ellos por culpa del Málaga, pero el penalti abrió la lata de un partido que estaba controlado.