Hay victorias que valen mucho más que los tres puntos que se suman en el casillero. Por su matiz de obligatoriedad, como ocurrió este pasado domingo ante el Rayo, ganar supone un impulso clasificatorio pero también en cuanto a sensaciones. Lo objetivo y lo subjetivo se dan la mano cuando los puntos sirven además para poner tierra de por medio, como en este caso, con las posiciones de descenso. Porque ganar al Rayo Vallecano, unido a los resultados que se dieron en el resto de la jornada, ha hecho que el colchón del Málaga CF pase a ser de ocho puntos. De nuevo una renta de casi tres partidos con la que mirar con otra cara al horizonte. Empezando por el duelo ante el Mirandés.
Son ya 34 los puntos que acumula el Málaga, a 16 por tanto de la barrera mágica de los 50 que está por ver si hace falta alcanzar esta temporada para lograr la salvación. Matos, por ejemplo, intuye que harán falta menos. Y es que los equipos de abajo suman a cuentagotas, no terminan de encarrilar triunfos que aprieten la zona peligrosa y metan a equipos que no se lo esperan en el hoyo. Esta jornada, sin ir más lejos, perdieron cuatro de los cinco últimos clasificados: Sabadell, Cartagena, Albacete y Castellón. Sólo ganó el Alcorcón, que asaltó La Romareda para tomar algo de aire. De todos modos, los de abajo no terminan de engancharse con puntos y eso es motivo de festejo para equipos como el Málaga.
Zona templada -12ª plaza- para el conjunto blanquiazul, que vuelve a estar más cerca del play off (siete puntos) que del descenso. No es un dato que deba despistar del objetivo, pero sí es sintomático de lo cambiante que puede ser esta categoría con un par de buenos resultados. El escenario será mucho más ilusionante y tranquilizador si el equipo es capaz de asaltar Anduva, un campo siempre complejo y en el que espera un Mirandés enrabietado tras su última derrota y que sólo saca tres puntos de distancia al Málaga. Una nueva oportunidad para escapar del peligro y asentar con puntos el trabajo de las últimas semanas.