Carlota Torrontegui rompió el cascarón este sábado en la piscina Can Llong de Sabadell. Hasta ayer portaba en la mochila un apellido conocido y reconocido en la élite profesional del fútbol, del ciclismo y del balonmano. Era la hija de Marcelino Torrontegui, al que todos conocen por el diminutivo de su apellido: 'Torron'. Carlota, aquella pequeña de la que el carismático masajista presumía en su entorno desde su nacimiento, sigue teniendo la misma cara de inocencia, pero ahora suma en sus espaldas 17 primaveras y un campeonato de España absoluto en 200 mariposa. Un hito que le hará debutar en mayo con la selección española de natación en el Europeo de Budapest. Torron es ahora el padre de Carlota y no al revés. El rol dominante es el de ella, una campeona.
Este sábado voló en Sabadell para colgarse el oro. Carlota Torrontegui ya sabía lo que era subirse al podio de un Nacional –fue bronce hace unos meses en Castellón–, pero ayer escaló al peldaño más cercano al cielo tras una prueba en la que fue de menos a más, con una espectacular progresión en el segundo hectómetro que dejó a su compañera del Inacua Carmen Balbuena con la miel y la plata en los labios. Un mano a mano apasionante y ajustado entre dos amigas. Sólo hubo 42 centésimas de diferencia entre ambas. 42 centésimas, una brazada. Parece poco, pero en natación es un mundo tras el que se esconde mucho entrenamiento. 2.14.09 fue el tiempo final. Carlota compite.
Aunque su familia tiene su ADN en Candás, localidad costera cercana a Gijón y conocida como ‘Villa de Olímpicos’, Carlota Torrontegui nació en Málaga, donde su padre ha desarrollado su carrera profesional como masajista del Málaga durante más de dos décadas. Los reajustes salariales de los últimos meses acabaron con Torron fuera del club, y el vestuario blanquiazul perdió un buen trozo de alma y mucha sonrisa. Ahora, además de ejercer como docente en la facultad de Ciencias de la Salud de la UMA en su condición de doctor, también echa una mano desinteresada a la Federación Andaluza de Natación. Así mata el gusanillo y mantiene vivo un vínculo tácito con el deporte que es difícil de desamarrar aunque se quiera.
De modo que allí estuvo Torron en Sabadell, monitorizando de cerca el oro de su hija y con un orgullo que sólo los padres podrán entender. Porque detrás de este éxito también está su constancia y su influencia tan necesaria en la educación deportiva que se inculca a los pequeños. Ganen o pierdan. Esos valores se han transmitido desde la cuna en el seno de la familia Torrontegui, donde también construye carrera y porvenir su otro hijo, Samuel, delantero en La Academia del Málaga.
La natación es un deporte muy poco agradecido y que pide mucha tenacidad. Por eso los fracasos ahogan y los éxitos suben el doble, por lo que encierran detrás de la piscina. Ahora Carlota ya es la reina de España en 200 mariposa, prueba fetiche de Mireia Belmonte y de la malagueña cinco veces olímpica María Peláez. En Guadalmar se brinda con sidra. Ahora Carlota ya no es la hija de Torrontegui, es él quien presume de apellido.