Un punto de sudor y lágrimas

El Málaga CF sumó un complicado y trabajado punto en la visita del Sporting de Gijón a La Rosaleda. Un punto que, a la postre, sabe a poco por el despliegue físico y táctico de los blanquiazules frente a un equipo, el asturiano, que vivió de la renta de dos momentos de fortuna. El cuadro de José Alberto López recuperaba su versión con más mordiente, ganándose de nuevo la confianza de los suyos en la grada y demostrando que hay ganas de más, de mucho más.

El fútbol volvía a La Rosaleda con el año nuevo y parecía que lo hacía en la mejor versión del conjunto blanquiazul. Intenso, con garra y con muchas intenciones de acercarse a la portería de Mariño. Pero nada es fácil cuando se trata del Málaga. Y cuando mejor estaban los de José Alberto, el VAR llamó a Sagués Oscoz para revisar un posible penalti sobre el Puma Rodríguez, que el colegiado acabó concediendo -aunque no fuera del todo claro- y Djuka anotando. Primer mazazo y no habían pasado ni 16 minutos de partido.

Tocaba remar a contracorriente. Y se hacía difícil meterse entre las líneas de un Sporting bien encerrado atrás desde que anotó, aunque no bajaban los brazos. Por eso dicen que Dios aprieta pero no ahoga y en el 29' fue el Málaga el que vio cómo el VAR llamaba de nuevo al colegiado a revisar una jugada. Escassi había caído en el interior del área y la jugada había continuado hasta un disparo a puerta del Sporting. Es decir, hasta el otro lado del campo. Sin embargo, esta vez sí que estaba cristalino: pena máxima, Brandon se coloca en la distancia de 11 metros y sube el empate al marcador.

La Rosaleda, eufórica, consciente de la importancia que tiene este gol. El jugador mallorquín, como si hubiera metido en una final. Además, se acercó al banquillo para tener el gesto reseñable de la tarde: cogió una camiseta del Málaga con el nombre de Miguel Ángel, el niño de 10 años de Alhaurín el Grande fallecido este sábado.

El balón seguía siendo de los blanquiazules, que querían buscar rápido el segundo para marcharse con ventaja al descanso. Y oportunidades no le faltaron. Pero la sorpresa la volvió a dar el Sporting, que con fortuna vio cómo entraba un disparo de Kravets desde una posición prácticamente imposible. El segundo mazazo llegó antes de que acabara la primera mitad. Había que seguir apretando los dientes.

Acoso y derribo del Málaga al Sporting

No se vino abajo el Málaga, que contó desde el descanso con la ayuda en el centro del campo de Aleix Febas, debutante esta tarde en La Rosaleda. Eso retrasó la posición de Escassi, ya que el cambio fue por Juande, incapaz de aguantar más de 45 minutos tras tanto tiempo sin jugar.

La más clara del conjunto boquerón para el empate a dos llegó en el 57. Un error de Berrocal permitía a Brandon plantarse solo ante Mariño, pero entre el propio central y el meta le arrebataron el balón cuando iba a definir. Poco después era Febas el que con un zarpazo ponía a prueba los reflejos del meta gallego, que reaccionó bien.

El acoso fue innegable y si el Málaga no vio portería fue porque no quiso el destino. Las llegadas a la portería de Mariño se sucedían sin cesar, pero el balón no entraba y los nervios empezaban a apoderarse de afición y jugadores, que estaban viendo escaparse unos puntos que, por juego, debían estar teñidos de blanquiazul.

Pero La Rosaleda no se iba a quedar con las ganas, Ramón no lo iba a permitir y con un tremendo disparo desde fuera del área, recogiendo un rechace, sorprendió al meta rojiblanco y subió por fin el empate a dos al marcador. No se pudo hacer la épica, pero ganas no faltaron.