El Real Madrid, vigente campeón de LaLiga Promises, ha logrado el pase a los cuartos de final sin apenas pestañear. La espera valió la pena, siendo el último equipo en debutar, y con seis goles ante el Liverpool el equipo que dirige Juan Carlos Duque se postuló como la primera gran sensación del campeonato. Un fútbol vistoso, atractivo y con un caudal ofensivo arrollador. Y una herencia de la que puede estar orgulloso un ex del Málaga CF como es el Gato Romero.
Entre las muchas perlas, algunas incluso con un rol mediático como Bryan Bugarin, quien salió de una forma polémica del Celta, o el delantero Enzo Alves, hijo de Marcelo, está destacando Manuel Romero. Un central de unas cualidades tremendas, con un abanico de argumentos que concede muchas alternativas a su equipo.
Rápido, elegante, intuitivo y con una superioridad insultante en el juego aéreo. Una técnica muy limada que le hace ser el baluarte defensivo del Real Madrid. De hecho, un gol suyo metió a su equipo como primeros de grupo en los cuartos de final de LaLiga Promises. Y su valía tiene un secreto: la calidad está en los genes.
El central es hijo del Gato Romero. Futbolista uruguayo que salió de Peñarol para emigrar a Europa, donde consiguió entrar en la historia reciente del Málaga. Con la camiseta blanquiazul ganó la Intertoto de 2002. El que fuera jugador y entrenador del conjunto malacitano, internacional con la selección uruguaya, residía en la ciudad y seguía de cerca los pasos de su hijo cuando vestía la elástica boquerona.
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— LaLiga (@LaLiga) March 26, 2022
El jovencísimo futbolista nacido en el 2009 se ha formado en las categorías inferiores del Málaga. Hasta tal punto llegaba su proyección que su categoría se le quedó pequeña y pese a ser alevín, llegó a debutar con el Infantil B costasoleño. El pasado verano fichó por el Real Madrid y, de momento, está en el jugoso escaparate de LaLiga Promises. Un chico que sigue los pasos de su padre. Argumentos tiene de sobra para llegar a la élite. El futuro dirá.