El Málaga se viste de frustración e impotencia

La frustración es el malestar resultante de no ver realizado aquello que se esperaba; y la impotencia es el profundo e inconsolable dolor emocional procedente de no poder remediar una situación desagradable, o de no poder llevar a cabo una idea. Pues el Málaga CF en Montilivi ha sufrido de ambas.

Porque la falta de gol ya es más que un problema, se ha convertido en una pesadilla que puede llevarse por delante al equipo y provocar una coyuntura insalvable. No se puede ser superior a un rival de entidad durante todo el partido y que en apenas unos segundos y a menos de 10 minutos para el final, todo se desmorone en una sola jugada.

Aunque el partido empezó con un susto inicial tras un mal pase de Víctor Gómez que salvó Escassi con una actuación providencial en el interior del área, la primera parte estuvo completamente teñida de blanquiazul. Con dibujos diferentes en ataque y en defensa, algo que desgastó mucho a los jugadores del Málaga, pero que funcionó a la perfección para desarticular a un Girona que no pudo más que intentar defenderse y que no tuvo un disparo a la portería de Dani Martín hasta pasada la media hora de juego.

Paulino, Brandon, Febas, Antoñín... todos intentaron, con poca fortuna, derribar el muro que había levantado Juan Carlos, el mejor del equipo de Míchel en esta primera fracción. La idea de Natxo González estaba funcionando y se vio al mejor Málaga desde que el vitoriano llegara al banquillo, con seguridad atrás y con ideas arriba. Tanto es así, que el técnico del Girona, lejos del césped por sanción, ordenó un cambio en las filas de su equipo en el minuto 35.

El ritmo del partido bajó, pero ni mucho menos se detuvo. Algo más trabado el juego, el conjunto boquerón vio cómo el colegiado Caparrós Hernández se comía una mano clarísima de Juncà en la frontal del área que Paulino se encargó de exigir con contundencia, aunque de poco sirvió. Podría haber sido la última ocasión de una primera parte marcada por la superioridad del Málaga, que perdonó demasiado en ataque.

Se iba a arrepentir el Málaga

Tras el descanso, que pedía a gritos el Girona, salió con fuerzas renovadas el equipo local, reforzado además tras el cambio de Pablo Moreno. Pero poco a poco le fue recuperando el pulso el Málaga al partido. Brandon tuvo en sus botas dos ocasiones clarísimas. La primera, no supo rematarla; la segunda se la sacó Juan Carlos con una muy buena parada. Seguía perdonando el cuadro boquerón y no sabía que iba a terminar arrepintiéndose.

Empezó a apretar con más insistencia el Girona, a sabiendas de que necesitaba detener la apisonadora malaguista. Pero los de Natxo no se daban por vencidos. Y el vitoriano le daba a Adrián López la ansiada oportunidad de redebutar con la elástica blanquiazul -negra en Montilivi-, confiando en que el delantero tuviera en sus botas el gol que tanto le estaba faltando al Málaga.

El problema, el problemón, vino justo después. En el momento en el que se notó que la calidad del Girona es muy superior. Pocos segundos después de que el asturiano entrara al campo, Nahuel se plantó completamente solo ante Dani Martín tras engañar a Peybernes. El portero no puede evitar que el disparo, pegado al palo, se cuele en su portería. En apenas unos segundos, el gol dejó noqueado a los de Natxo. Y hasta aquí se puede leer. Parece que la 'era Natxo' pone su punto y final en Girona.