Pasión, muerte y resurrección: el Málaga está muy vivo

Una buena clase de fútbol de necesidades, la llegada a la cima del Calvario. Pasión, muerte y resurrección en un Sábado Santo que deja un muy buen sabor de boca en el malaguismo. El Málaga CF se plantó en Butarque con la exigencia de ganar tres puntos para alejarse de la zona de descenso y fue capaz de soltar lastre anotando tres goles que noquearon al rival y que permiten mirar el final de temporada en LaLiga SmartBank con algo más de tranquilidad. Vadillo y Antoñín de penalti y Sekou para rematar la faena. Pablo Guede ha reimplantado la confianza en la mente de sus jugadores y ahora todos vuelven a ser capaces de aportar.

No dieron para mucho los primeros 45 minutos. El equipo de Guede decidió estar a la expectativa y buscar la presión con robo de balón para generar sus ocasiones de peligro. Y de hecho tuvo dos llegadas claras de Antoñín. La primera desde la izquierda con un gran derechazo con rosca del atacante malagueño que tuvo que atajar Dani Jiménez con una gran estirada. La segunda, menos peligrosa por una mala definición del de La Palma-Palmilla tras una gran asistencia de Jozabed.

Estaba dejando buenas sensaciones el Málaga, pero se fue diluyendo el cuadro boquerón conforme avanzaban los minutos en el luminoso de Butarque. Llegó el encuentro al descanso con la imperiosa necesidad de encontrar un reseteo en el vestuario con el que afrontar la segunda mitad con garantías.

Tras el intermedio, sin cambios entre los 22 protagonistas que comenzaron el partido, la intensidad se elevó. Jozabed tuvo la primera para el Málaga y menos de 5 minutos después, Gorostegui Fernández-Ortega indicaba penalti tras una caída de Antoñín en el interior del área. El encargado de lanzarlo fue un Vadillo que se cargó de confianza tras marcar en la anterior jornada y que engañó a la perfección al meta pepinero. 0-1 en el marcador y algo más de media hora por delante.

El susto lo dio un momento después José Arnáiz con un precioso remate de cabeza que Dani Martín se encargó de sacar de la portería con una mano magistral, salvando el empate. En la siguiente jugada, el VAR tendría que intervenir para advertir al colegiado de que se había equivocado indicando falta sobre Jozabed porque realmente se trataba de un penalti. Esta vez fue Antoñín quien no perdonó desde los once metros, dándole una doble ventaja al conjunto malaguista.

Aguantar, pero sin encerrarse

A partir de este momento, a pesar del 0-2 en el marcador, el Málaga no se encerró atrás. Fue valiente y mantuvo su personalidad, su carácter ofensivo y su presión. Sin prisa, pero sin pausa. Y, con esta actitud, acabó por llegar el tercer tanto de los de Guede, sorpresa total por su autoría: Sekou Gassama volvía a saltar al césped y, con una definición algo extraña, acababa por sentenciar el partido en Butarque.