Creer, creer y creer

Importantes no, importantísimos los tres puntos que se trae el Málaga CF de su visita al Tenerife. Creyó más, jugó más, insistió más y se llevó un premio tan merecido como necesario. Porque los resultados de esta jornada obligaban a ganar y así se hizo. Y este triunfo vale más de media vida para los de Pablo Guede.

Supo leerle la cartilla Guede a Ramis y planteó una situación desde el inicio que, aunque a la postre supuso mucho desgaste físico para los suyos, noqueó por completo a un Tenerife que no levantó cabeza hasta el final de la primera mitad. Se notaba la presencia de Luis Muñoz en la medular, la capacidad defensiva tanto de Ismael como de Víctor Olmo, lo bien posicionados que estaban todos los blanquiazules. Se notaba que el Málaga salía con actitud.

Y, de hecho, poco le hizo falta para volver a sacar la garra que tanto le ha afilado el técnico argentino. Llegaba un Ismael Casas renovado por la derecha, centraba al corazón del área y ahí se encontraba con la cabeza de Álvaro Vadillo, que voló por encima de sus oponentes para batir a Dani Hernández, que poco pudo hacer ante semejante obús. Una delicatessen para adelantar al equipo malacitano en el marcador.

El Tenerife sorprendía por su timidez. Sorprendía por estar completamente echado atrás. Sorprendía porque parecía incapaz de cogerle las medidas al Málaga. Si bien es cierto que poco a poco iba metiendo al conjunto de Guede en su propia área, no lograba generar ningún peligro en la portería malaguista.

Y se mantuvo así el encuentro hasta que en el descanso el meta asturiano tuvo que trabajar prácticamente por primera vez desde el inicio. Enric Gallego lanzó un disparo franco que Dani atrapó no sin dificultades, salvando el empate y dando un oxígeno imprescindible a los suyos.

La satisfacción del trabajo bien hecho

Tras el intermedio, no pudo hacerlo mejor el Málaga. En apenas tres minutos le llegó a Vadillo un balón por la banda izquierda que el gaditano envió perfectamente para Luis Muñoz, que probó suerte al primer palo, pero Dani Hernández le leyó bien las intenciones. No obstante, el balón salió escupido y llegó Febas como una auténtica bala para recoger el rechace y, esta vez sí, subir el 0-2 al luminoso.

Apenas unos minutos después, Ismael estrellaba el balón contra la madera tras una preciosa jugada del propio Febas, que estaba de dulce.

El Tenerife, sin embargo, era consciente de lo que se estaba jugando. Ramis movió varias fichas y el cuadro chicharrero empezó a sentirse algo más cómodo en terreno blanquiazul. Se sentó Luis, que no iba a poder aguantar los 90 minutos, y perdió algo de empaque la medular del Málaga.

La tensión se hacía notar, especialmente en las filas locales, y los conatos de tanganas eran constantes... hasta que se acabó desatando. Una situación innecesaria para el Málaga, tan innecesaria como la amarilla que acabó viendo Chavarría como consecuencia.

Pero los minutos seguían agotándose y el Tenerife sólo conseguía llegar al área rival aprovechando pérdidas, como el mano a mano de Mollejo -de los más marrulleros del conjunto canario- ante Dani que el asturiano le acabó ganando con mucha solvencia.

Se sabían con el trabajo bien hecho, concienciados y convencidos de que esta vez sí. Y así fue. El Málaga sumó un triunfo de oro y se sitúa a cinco del descenso.