El origen de los problemas del Málaga CF

Al Málaga CF parece haberle mirado un tuerto, una expresión popular para referirse a que todo lo que debía ir bien acaba siendo un desastre. Pero, en la mayoría de ocasiones, los problemas no se generan por la mala fortuna o simplemente la falta de ella, sino que tienen un origen más certero y menos ambiguo. En el caso del equipo blanquiazul, como los contratiempos son varios, también pueden ser varias las causas: desde una mala planificación a una pretemporada de excesos pasando por la altísima presión que se genera alrededor del club.

Lo de la planificación deportiva de la plantilla clama al cielo. Ya al finalizar el mercado de verano se intuía que había varias posiciones sin cubrir mientras que otras sufrían superávit. Los jugadores elegidos por Manolo Gaspar para cumplir las peticiones de Pablo Guede con el objetivo de llevar a cabo sus ideas despertaron ilusión en un primer momento, pero pronto -demasiado pronto- la burbuja explotó.

Hubo que traer muchos nombres nuevos, gran parte de ellos con amplia experiencia en la categoría y con el firme propósito de llevar al Málaga de nuevo a lo más alto. Pero a veces los nombres no bastan y ahora, con Pepe Mel al frente, ha quedado cristalino que falta armar un equipo de colectividades y no de individualidades, además de que muchas demarcaciones se han quedado sin cubrir en condiciones, algo que lleva al siguiente gran problema del equipo: las lesiones.

El problema del Málaga con los lesionados

Las bajas que acumula el cuadro malacitano en este inicio de competición en LaLiga SmartBank son demasiadas. Hasta 14 jugadores han pasado por la enfermería, tanto del primer equipo como de los habituales con ficha del filial que estaban llamados a ser importantes con la primera plantilla. Y, exceptuando un par de lesiones fortuitas, producto de una mala caída o un gesto mal ejecutado, la mayoría parecen provenir de un exceso de actividad física.

No son pocas las voces autorizadas que hablan de una pretemporada cuya planificación conllevaba demasiadas horas de entrenamiento y una agrupación desmedida de partidos amistosos. Esto ha acabado pasando factura a los jugadores, que no han llegado a la competición liguera en las mejores condiciones musculares, lo que ha provocado que las bajas por lesión en el Málaga le hayan llegado a parecer un 'Expediente X' a Mel.

Un exceso de presión para el Málaga

Todos estos factores, además, vienen acompañados de la presión que se genera entre aficionados y club por intentar salir del pozo. Es la quinta temporada en Segunda división, tras sortear una posible desaparición y tener por fin unas cuentas aceptables, parecía que este podía ser, por fin el año. En verano se llegó a hablar de una palabra prohibida desde que se perdió ante el Dépor en la primera campaña de plata: ascenso. Pero en lo extradeportivo sigue habiendo demasiados asuntos pendientes, con la sombra del jeque Al-Thani todavía planeando muy cerca de La Rosaleda.

Los seguidores malaguistas siguen al pie del cañón pese a todo, pero ni la entidad ni el equipo responden. Esto acaba haciendo mella no ya en el respetable blanquiazul, sino en los propios jugadores, que se acaban contagiando del pesimismo que arrastra desde hace varios años. Llevar 16 partidos sin ganar en casa tampoco ayuda a rebajar esa presión que se ha instalado como una nube sobre las cabezas de los futbolistas.

Son muchas las cosas que tienen que cambiar. Se ha empezado por sentar a Pepe Mel en el banquillo, pero el madrileño necesita tiempo para afianzar sus ideas. Un tiempo que, precisamente, es lo que siempre falta en el fútbol, sobre todo cuando el equipo es colista tras nueve partidos.

No obstante, quedan 99 puntos en juego y ni mucho menos se puede dar por muerto al Málaga. Hay que trabajar el físico y, especialmente lo mental. Y buscar soluciones a la pésima gestión en cuanto a planificación de plantilla.