El cuento de nunca acabar

El Málaga CF parece estar metido de lleno en el cuento de nunca acabar. Este jueves jugaba en Cartagonova con la firme intención de sumar, pero todo se le puso en contra. Primero, con la expulsión de Esteban Burgos en el minuto 22 por un error defensivo; y desde ahí, teniendo que remar a contracorriente. Marcó Ortuño, consiguió empatar Cristian contra todo pronóstico, pero finalmente Jansson puso el irremediable 2-1 al luminoso para que el FC Cartagena se llevara los tres puntos. El bloqueo mental continúa. Y el tiempo no para.

El fallo condenatorio

Todo pintaba bien. El cuadro blanquiazul salió enérgico y presionante, bien plantado. Los nuevos querían demostrar que iban a aprovechar la oportunidad y que Mel no se había equivocado con los cambios. Llegó la primera ocasión clara antes de alcanzar el primer cuarto de hora, cuando Rubén Castro cabeceó un centro desde la izquierda que acabó sacando in extremis Aarón Escandell. Sin saberlo, iba a durar poco la buena cara que se le estaba poniendo al malaguismo.

Una vez más un error defensivo que condena. Un pase atrás muy corto de Javi Jiménez lo acabó cogiendo De Blasis y obligó a Esteban Burgos a hacerle falta para frenar su avance hacia la meta de Yáñez y, al ser el último hombre, el colegiado le sacó la cartulina roja y dejó al Málaga con un hombre menos. Al menos no fue penalti por unos centímetros y el disparo de falta de Tejera, casi sobre la línea del área, se fue alto.

Pero eso no quita que de nuevo el equipo de Mel viera cómo un partido que tenía medio controlado y estaba siendo muy igualado, se le ponía cuesta arriba. Manos a la cabeza, gesto serio y a seguir. Nada sorprendente para los seguidores blanquiazules.

Como era de esperar, con un hombre más, el Cartagena comenzó a asediar el área de Yáñez, pero el debutante estuvo muy rápido en todos los disparos que recibió para evitar que le hicieran el primer tanto de la noche. Por contra, Luis Muñoz tuvo una clarísima con un disparo a pase de Rubén que se marchó lamiendo la portería de Escandell.

Llegó el descanso con la igualdad sin goles en el marcador, algo muy positivo para un Málaga que estuvo defendiéndose como gato panza arriba para que la inferioridad numérica no le llegara a afectar.

Esperanza y decepción

Metió más leña en ataque Mel tras el descanso con la entrada de Cristian, pero los problemas le llegaban al Málaga por la banda izquierda. Desde ese lado le llegó a Ortuño un centro al interior del área pequeña que remató a bote pronto, Yáñez tuvo que rectificar su posición y no pudo hacerse con la pelota, le rebotó en la mano, y se coló en su portería. Poco después se rehizo el meta con una estirada increíble para evitar que De Blasis hiciera el segundo gol.

Y lo que ocurrió en el 59' levantó a todo el malaguismo de sus sofás, de sus butacas, de sus respectivos asientos. Tras el hundimiento mental que supuso el gol de los albinegros, se robó la pelota, llegó Cristian y, con toda la calma del mundo, la empaló con su pierna buena, la izquierda, y subió el 1-1 al marcador.

Esto no hizo más que elevar las pulsaciones. Los de Luis Carrión apretaban las tuercas buscando volver a ponerse por delante en el marcador y Yáñez tuvo que esforzarse en muchas ocasiones. Y tanto apretó, a pesar de la buena defensa que estaba ejecutando el Málaga habida cuenta de que tenía un hombre menos, que acabó enviándola al fondo de la red Jansson -aquí sí que no pudo hacer nada el guardameta-. Tardó en subir, pues había algo de incertidumbre por si estaba en situación de fuera de juego (lo habilitaba Javi Jiménez), pero el 2-1 acabó reflejado en el luminoso de Cartagonova.

Quedaban 10 minutos para el final y tocaba soltar amarras para tratar de buscar el punto que, a estas alturas, vale prácticamente oro. Le costaba, eso sí. Lo intentaba, eso también. Aunque no era suficiente. Pesaban las piernas y pesaba la cabeza.