Este muerto está muy vivo

El Málaga CF sumó un punto que, además de importante, termina sabiendo a poco visto lo visto en el campo. Su visita a La Romareda se saldó con un empate a uno, estando con un hombre menos desde el minuto 14 de partido tras una expulsión rigurosa de Javi Jiménez y con la sensación de que este equipo todavía no está muerto.

El arreón y el gol de Haitam, que se ganó la oportunidad de seguir repitiendo con Pepe Mel, se apagaron un poco con el tanto de Giuliano Simeone, que quería llevarse el premio de batir a un impresionante Rubén Yáñez a toda costa. Al final, tablas, buenas sensaciones, pero a sabiendas de que queda mucho por luchar aún.

Una expulsión demasiado tempranera

Primeros minutos de dominio local, algo esperado y lógico por cómo juega el equipo zaragocista y por la importancia de este partido para ellos. Conforme iba subiendo pulsaciones el Málaga y recogiendo cable el Zaragoza, llegó la jugada maldita, esa que los de Pepe Mel tienen en todos los partidos y que este sábado acarreó una roja directa a Javi Jiménez por una entrada sobre Bermejo. Iba a por el balón y se acabó llevando al rival por delante. No obstante, fue una expulsión demasiado rigurosa.

No entró el VAR porque fue decisión propia de Mateo Busquets, que dejó el partido completamente roto, quizá por inexperiencia. Con la salida del campo de Javi, Cristian tuvo que retrasar su posición.

A pesar de estar con un hombre menos, el Málaga no estaba del todo incómodo y trataba de aprovechar las ocasiones a balón parado, con un Luis Muñoz muy inteligente a la hora de mantener la pelota. De hecho, a la media hora de juego llegó una oportunidad muy clara para Luis Muñoz que intentó sorprender a Ratón desde la frontal del área. La tocó el meta para enviarla a córner por encima del larguero.

Por contra, la siguiente jugada acaba en un contraataque casi perfecto del equipo blanquillo y un paradón tremendo de Yáñez, que salvó al Málaga de encajar el primero. Sin lugar a dudas, el jugador malaguista más destacado de la primera mitad fue el meta catalán.

La montaña rusa del Málaga no para

Decidió Mel no introducir cambios tras el descanso y continuar con los mismos que acabaron la primera mitad. En los primeros diez minutos, el Málaga logró estirarse e incluso buscar el área rival.

Eso sí, cuando el Zaragoza llegaba arriba, ahí estaba Rubén Yáñez con unos reflejos de absoluto felino. Ni Giuliano Simeone ni Mollejo eran capaces de batir al guardameta malaguista. El equipo blanquiazul, cada vez con las reservas de combustible más bajas, trataba de aguantar las embestidas.

Y, cuando más cuesta arriba se estaba poniendo el asunto, llegó Haitam para desatascar la maquinaria y, en una preciosa jugada individual, se deshizo de hasta dos rivales y la lanzó a portería con un bote que hizo imposible a Ratón llegar a ella.

Duró apenas diez minutos la alegría completa para el conjunto malaguista, pues finalmente Giu acabó encontrando su hueco en un disparo imposible para Yáñez. Finalmente defendió el Málaga con uñas, con dientes y con todo lo que podía para que los locales no terminaran de apretar y no les terminaran de aguar la fiesta.