Se levanta por la mañana y no dice buenos días, dice: “¡Papá, hoy juega el Málaga!”. Lo sabe sin necesidad de mirar el calendario. Hugo tiene cuatro años. Cuatro años lleva siendo hincha del Málaga Club de Fútbol. Desde que no tenía conciencia. Cuando nació, el 10 de octubre de 2018, su padre lo llevó a La Rosaleda cuando salió del hospital. Le sacó el abono. Con seis meses ya conoció La Rosaleda, en brazos y dormido. Ahora es hasta jugador, porque entrena con el equipo ‘baby’ del club. El domingo pasado vivió su primer desplazamiento y empezó fuerte: más de 2.000 kilómetros en autobús para ver ganar a su equipo.
El pequeño Hugo deseaba ir al Anxo Carro, pero no lo tuvo fácil. Un compinche con su padre lo hizo posible. “Antes de cerrar las listas de los autobuses, hablé con mi mujer y se lo dije: "me llevo a Hugo". Le sentó un poco mal, porque era un viaje muy largo para un niño tan chico. Pero al niño le hacía ilusión ir, y a mi viajar con él”, cuenta el padre, José Miguel Gómez, presidente de la Peña Malaguista Super Basti, en una conversación con ElDesmarque. Sobre la bocina, entró en el listado -había una larga cola de espera- y fue uno más de esos 400 locos inconformistas que se trajeron tres puntos de Lugo.
Y se comportó de diez. Se hizo amigo del hijo de otro de los malaguistas que viajó, Leo Villegas, un poco más grande que él. “No preguntó ni una sola vez eso de: ¿cuánto queda para llegar?”, asegura el papá de la criatura. Lo que disfrutó Hugo “no está pagado”… y ahora dice que a Ponferrada no falta.
La inocencia de Hugo siempre brilla: “Hubo un partido en que al Málaga le anularon un gol y no ganamos, pero él no se dio cuenta y se fue contento a casa creyendo que habíamos ganado”.
En los días de partido se levanta atacado, se pone muy nervioso. Cuando acaba, Hugo ya le pregunta a su padre cuándo y dónde va a jugar su equipo en la próxima jornada. Incluso hay quizá un futuro analista en ese pequeño malaguista de nacimiento: cuando van andando hacia la Rosaleda, le habla a su padre de la alineación probable: “Hoy va a jugar Ramón, hoy Chavarría marca dos goles”. Así todo el camino.
Cuando pierde su equipo, lo pasa mal. Y no le queda otra que sacarle lo positivo a todo: “Papá no pasa nada, el próximo lo ganamos”. La inocencia de un niño siempre brilla: “Hubo un partido en que al Málaga le anularon un gol y no ganamos, pero él no se dio cuenta y se fue contento a casa creyendo que habíamos ganado”.
Con los cánticos lo vive muchísimo. Como se aprecia en las fotos que ilustran este reportaje, ha estado presente en varios recibimientos al equipo. Le encanta corear los nombres de los jugadores cuando salen al campo. Disfruta con la previa, con la expectativa, pero no deja de ser un niño que quiere criarse con victorias. Por eso, en estas temporadas de malas rachas en lo deportivo, le preguntaba a su padre: “Papa, ¿por qué pierde siempre el Málaga?”.
La pregunta del millón. La respuesta, más sencilla de lo que parece. “Yo le intentaba explicar que los malaguistas somos así, aunque se pierda, hay que seguir apoyando”. Es una lección que ya tiene interiorizada. Ahora, con las tres victorias consecutivas, es cuando más está disfrutando”, cuenta José Miguel Gómez.
Chavarría, la amistad con Javi Jiménez y un sueño
Conoce a muchos de sus jugadores favoritos. Por ejemplo, a Pablo Chavarría lo idolatra y comparte equipo con el hijo del jugador, también en el ‘baby’ del Málaga. “Salió de entrenar de los ‘babys’ en el campo del Juval y vio a Chavarría con su hijo delante suya. Lo llamó y empezó a hablar con él. Se hicieron una foto juntos y después me dijo: Ves, papá, algún día voy a jugar en el Málaga, ¡¡si estoy entrenando con el hijo de Chavarría!!”.
También ha podido saludar a Luis Muñoz, le gusta mucho Cristian, Aleix Febas o Lago Junior porque “jugando se parece a Vinicius” y conoce a su querido Javi Jiménez, que un día se paró a charlar con el pequeño y le dijo que tenía tatuado el nombre de Hugo por su sobrino.
“Desde entonces, mi hijo tiene locura con Javi. Un día, después de un partido que perdió el Málaga, le dijo a Javi en el parking: "Tío, no pasa nada, lo importante es entrenar más fuerte y darle la mano al rival”. El lateral se partió de risa y le regaló una camiseta.
Hugo es el ejemplo del amor más puro a unos colores. Aunque no entendiera por qué hay más derrotas que victorias. Aunque haya que recorrerse España de punta a punta con el equipo en descenso. Lo mejor de la niñez es eso: no entender nada y disfrutarlo todo. Y Hugo lo hace y lo hará con su Málaga, esté en la categoría que esté.
Fotografié por primera vez a Hugo el 21 d mayo de 2022. Es el mismo niño dormido en el autobús de aficionados q viajan a Lugo y que tanto nos ha emocionado a todos. Hugo es la imagen del malaguismo y la representación de los 500 que han cruzado España para estar con el @MalagaCF pic.twitter.com/8oqM7IXYNY
— Mariano Pozo (@pozo_mariano) April 23, 2023
Que bonito
Mi hija que tiene 8 años también está enamorada de su Málaga, también estuvimos en Lugo animando a nuestro malaga pero mereció la pena las horas de autobús y más ver disfrutar a tu hija, cada cual lleva por bandera lo que se le inculca de chiqito. VAMOS MI MALAGA💙💙💙💙
Grande Hugo