El Málaga ha comenzado con buen pie esta Primera Federación, pero se ha vuelto a topar con las lesiones. Parecía que ya se habían marchado los malos augurios de la temporada pasada, que comenzó con una plaga de bajas en el Málaga. Pero la lesión del lateral izquierdo titular, Víctor García, ha caído como una losa. Se une a la conocida baja de Juan Hernández, que se perdió el anterior encuentro en La Rosaleda.
Víctor, nacido en L'Hospitalet de Llobregat pero con lazos familiares en Málaga, ha ido de menos a más hasta convertirse en uno de los insustituibles de Pellicer. Es el máximo asistente del equipo con dos pases de gol, ambos a Roberto. Precisamente, al dar un centro al segundo palo notó un pinchazo en el partido contra el San Fernando. Pidió de inmediato el cambio y después de las pruebas, se confirma la mala noticia: sufre una rotura parcial en el aductor largo de su pierna izquierda y "queda pendiente de evolución", informa el club.
La entidad no suele concretar los plazos de baja de los jugadores, pero tratándose de una rotura parcial en la zona, sería raro verle jugar en este mes de octubre. Estaría fuera tres o cuatro semanas, en principio. Por lo que Pellicer ya ha activado el plan B y en el próximo partido en Huelva jugará Dani Sánchez, que completó buenos minutos el otro día, o incluso Murillo, que aprobó con buena nota la pretemporada como comodín para la defensa.
Por su parte, Haitam Abaida ha entrenado con normalidad junto al grupo este miércoles y su vuelta está más cerca de concretarse. El extremo derecho, que regresó con el Málaga en pretemporada contra el Estepona, 266 días después de su grave lesión de rodilla. Sin embargo, días más tarde volvía a la enfermería al sufrir una pequeña rotura en el recto anterior de su cuádriceps izquierdo.
Está reintegrándose al grupo y cogiendo ritmo después de algo más de un mes de aquel contratiempo muscular, muy común cuando se vuelve de una rotura del ligamento cruzado. Le pasó también a Chavarría o Luis Muñoz en el pasado. No correrá Pellicer en meterlo en vereda. En un par de semanas podría estar preparado para tener minutos si todo sigue su curso.
El jugador al que habrá que esperar algo más es Ramón Enríquez. Han pasado cinco meses desde que sufriera la rotura de cuádriceps que le obligó a abandonar el terreno de juego de Lugo con signos de dolor y hasta lágrimas. Ha sido un proceso difícil, con una pretemporada de recuperación, readaptación y fortalecimiento del músculo, para así prevenir posibles recaídas.
El centrocampista toca balón y, aunque él ansiaba con haber estado ya compitiendo para septiembre, tendrá que esperar. "Quiero que sea mi año", deseó el propio Ramón este verano. La realidad es que no se le espera para este mes y Pellicer se ha encargado de pedir calma y paciencia con su regreso, al igual que Loren Juarros: "Con Ramón hay que tener mucha calma, es su pierna de golpeo, el cuádriceps. El compromiso que está teniendo en su recuperación es grande", ha dicho esta semana.
En el club y en la afición esperan que Ramón vuelva a ser el que estaba siendo en la recta final de campeonato en Segunda. Su baja coincidió con el bajón del equipo. Vivió el descenso desde la barrera, se quedó, aceptó ser uno de los capitanes y tiene la pulsión de volver a disfrutar y hacer disfrutar a la parroquia malaguista. No habrá precipitación para que esto ocurra.