El fútbol ha vuelto a dar más sonrisas que lamentos en Málaga. Del hundimiento paulatino entre enero y mayo, descenso mediante, a la regeneración de ilusiones entre junio y diciembre con el nuevo proyecto en Primera RFEF, un punto de partida para sanear malas hierbas. La afición del equipo de Martiricos puede respirar tranquila con cómo ha terminado su año 2023 en lo deportivo. En la cifra de abonados se aprecia la memoria, el compromiso y sobre todo la fe que hay en que el club que un día disfrutó en Champions pueda salir ileso del fango al primer intento, si fuera posible.
La cifra actual a diciembre de 2023 es de 19.800 abonados, a un paso corto de alcanzar la cifra redonda de los 20.000. No es un dato que deba pasarse por alto, sino todo lo contrario. Hubo 16.500 el año anterior, con un supuesto proyecto de ascenso a Primera. En el barro, más allá de los fieles de siempre, hay muchos jóvenes que han cultivado este año su sentimiento malaguista. Hay otros que han vuelto tras años sin ser socio.
Haber descendido ha sido, para mucha gente, una oportunidad de acercarse al club de su tierra a un precio más asequible y con unas sensaciones nuevas, de fútbol genuino, sin VAR ni aditivos, con equipos tanto históricos como con poco lustre, visitando estadios coquetos y hasta singulares, al más puro estilo vintage.
Desde abajo, y acompañado por las siempre estimulantes victorias que colocan al equipo como tercer clasificado del Grupo II, las alegrías se disfrutan el doble y con muy poco. "Estaríamos muy satisfechos con repetir el número de la temporada pasada", aseguraba el director general, Kike Pérez, a principios de la campaña. Llegar al objetivo siempre deseado de los 20.000, que no se logra desde el último año en Primera (temporada 2017/18), sería el mayor regalo de Reyes para la entidad y su bienestar tanto económico como psicológico.
El Málaga es el club con más abonados del Grupo II, muy por delante del Castellón y sus 14.000. El Dépor es el máximo estandarte en cuanto a masa social, pues congrega ya a más de 28.000. Escribió Roger Xuriach que los ritmos del fútbol son caprichosos y muchas veces "es necesario embarrarse para recuperar la confianza". El Málaga lo ha hecho esta temporada y la gente se ha subido al tren de la ilusión. Es una experiencia completa acompañar al escudo en cada cita de infrafútbol en La Rosaleda.