Había sido una larga espera. Un proceso con trampas, recaídas, momentos de flaqueza y dudas, millones de dudas encima de Ramón Enríquez. Un total de 378 días sin jugar de titular un partido eram muchos, demasiados. La espera prometía merecer la pena. El fútbol siempre guarda este tipo de oportunidades. En el Málaga-Mérida, el de Órgiva la tuvo, pero el cuádriceps volvió a decir aquí estoy yo.
El centrocampista del Málaga pidió el cambio en el minuto 21 al notar unas molestas en su cuádriceps derecho. De inmediato se percató y lo informó al banquillo. Se quitó el brazalete y, cabizbajo, abandonó el terreno de juego por Larrubia. El club informaría minutos después de que notó un pinchazo que le alertó y por precaución decidió abandonar. Todo queda pendiente de las pruebas médicas. En principio, no parece nada grave y se descarta una rotura.
Sergio Pellicer ha estado meses insistiendo en que había que ser precavidos con él, que iba a ir metiéndolo poco a poco hasta encontrar su ritmo óptimo y evitar nuevas lesiones. Así lo ha ido haciendo, de manera paulatina mientras acumulaba carga en los entrenamientos. Fueron 44 minutos con el Linares en su reaparición casi un año después, ninguno contra el Ceuta, quince ante el Atlético de Madrid B, media hora contra el Murcia y 35 minutos frente al Córdoba. La cuenta atrás acabó en La Rosaleda en la jornada 35.
Esto decía Pellicer sobre su jugador: "Ramón tiene unas pequeñas molestias, creo que es la peor noticia detrás del resultado porque tenía muchas esperanzas. Ha notado una sobrecarga y tenemos que ir con mucho cuidado. Ahora a esperar las pruebas".
El 23 de abril de 2023, en el célebre partido frente al Lugo en el Anxo Carro queilusionó con una posible remontada final para lograr la permanencia, Ramón Enríquez partió como titular porque era indiscutible. Estaba siendo el motor de su equipo. Pero la mala fortuna apareció y sufrió una rotura en el cuádriceps que, en un principio, no parecía que fuera a tener la gravedad que tuvo.
Optó por no operarse y seguir un tratamiento conservador que, al final, acabó siendo la decisión menos correcta de las dos. Pasaron las semanas, pasó el verano y no regresaba. Desde el club confiaban que podría regresar en diciembre, pero esas fechas tampoco se cumplieron. Una recaída muscular lo demoró todo.
Se abandonó la estrategia de fijar plazos. "Desde el club somos medianamente optimistas en que aporte a final del campeonato. Hasta ahora, ha habido pocas garantías", dijo tras el final de mercado invernal Loren Juarros. Pellicer también ha ido puntualizando en el objetivo de recuperarle cuando el balón y la presión quema, en las últimas jornadas y con el play off.
Ahora, con este nuevo varapalo que paralizó los corazones de los asistentes a la grada, Ramón afronta otro proceso de incertidumbre donde conocerá el alcance de la lesión y si llegará o no para, al menos, participar en la liguilla de ascenso. El malfario sigue acechándole, para tristeza e impotencia del canterano malaguista, que este domingo portaba el brazalete de capitán.