Contra el miedo escénico y la presión: el vestuario del Málaga se conjura
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Es una historia conocida, es la historia interminable. Cuando las expectativas no se nutren de victorias, cuando el mal momento llega en el peor momento, arde Troya, arde Martiricos. El Málaga vive en esa fina línea entre el bien y el mal. Ahora, con una victoria en los últimos ocho partidos y varias decepciones correlativas, las dudas ahogan. Y en medio, una plantilla y un entrenador que tienen todo el peso de la responsabilidad. Toneladas de ilusiones en los hombros.
El vestuario del Málaga está en una tesitura, con Sergio Pellicer como escudo ante una recta final que será vibrante y decisiva. Dos partidos de liga por delante para determinar la posición final para unos play off donde todo puede pasar, pero donde el Málaga debe llegar haciendo que las cosas (buenas) pasen. Que es lo que no hace últimamente. Empatando no se asciende a Segunda.
La exigencia de clasificarse para play off está ya rebajada. Con el gol de un portero en el minuto 93 tuvo que ser. Jaque mate a los guionistas de este deporte. El fútbol tiene momentos que son puntos de inflexión y este, quién sabe, puede serlo. La plantilla, tras el 1-1 de San Fernando y en vísperas del derbi provincial contra el Antequera, quiere fortalecer vínculos y preparar mentes. Este miércoles sale a apaciguar la tormenta Nelson Monte en una rueda de prensa en La Rosaleda, que será una caldera el sábado.
Manu Molina lanzaba una reflexión tras el último partido. "Ya estamos en play off, fuera la presión. Tenemos que llegar lo mejor posible, en una buena dinámica a los dos próximos partidos y seguro que lo vamos a hacer contra el Antequera. Tenemos que despejar las dudas que tengamos. Que no nos pueda la presión, sabemos que es un club exigente. Que la gente despeje la mente y esté tranquila. Lo vamos a dejar todo en el campo, lo vamos a sacar. Cuando empiecen los play offs el equipo va a dar un paso hacia adelante. Igual que el sábado contra el Antequera".
El lunes, día de descanso y jornada de reflexión, sirvió para que David Larrubia adjuntara a una imagen suya en blanco y negro un texto donde se desahogaba de la siguiente manera: "A veces el miedo es inevitable. Ese momento en el que te sientes perdido y no sabes por dónde tirar. Que tienes en mente unas cuantas cosas pero no consigues encontrar el camino exacto para llegar. Y tiemblas, e incluso lloras. Y no pasa nada".
Seguía en un tono filosófico: "No pasa nada porque hay momentos difíciles y momentos que nos ayudan a pararnos y pensar, relajarnos y dejar que la paciencia cobre protagonismo. Si sientes que estás perdido, no te preocupes, al final todo llega, todo se consigue y te sentirás orgulloso de todo lo que has hecho. Sólo tienes que ponerle ganas, dar lo mejor de ti y estar preparado para todo lo que venga. El secreto está en cómo lo mires".
El mediapunta malagueño recibió el respaldo de decenas de aficionados y también compañeros, que le comentaron: "Vamos mi Larru, juntos hasta el final" (Manu Molina), "Dale perlita, seguimos" (Alfonso Herrero) o "Vamos mi hermano" (Antonio Cordero), entre otras respuestas. Hay conjura en el grupo, que sabe que el momento de la verdad es ahora y el miedo deben convertirlo en motivación. A buen seguro, la afición estará ahí para arroparles cuando todo quema.
Los más experimentados del vestuario son fundamentales en este rol. La juventud tiene que aportar hambre y valentía, chispa y decisión. El Málaga necesita más de lo que hay. También debe dar con la tecla Sergio Pellicer, que continuará hasta el final y sabe lo mucho que hay en juego y lo poco que convence a propios y extraños. La temporada del Málaga se decide, si todo va bien, en un mes. El barco sigue a flote, aunque con fugas, pero también con el tiempo justo para achicar agua y enderezar el rumbo.
Por favor, basta de presión por parte de los medios, que va más allá de la que metemos los aficionados. El equipo no estaba diseñado para subir este año, ya lo dijo el Director técnico Loren Juarros, pues se fichó a jugadores para más de una temporada, y que se complementaría con el "hambre de la cantera", que todavía, y hay que decirlo, está muy verde. Hay que dejarle tiempo para madurar, como todo en la vida. No deberían tener miedo los jóvenes, sino ilusión y amor propio por conseguir algo muy importante para ellos en sus carreras. Los medios no deberíais apretar tanto, aunque todos sepamos de la urgencia de una ciudad que es la capital de la costa del sol y quinta de España. LAS PRISAS NO SON BUENAS CONSEJERAS EN NADA, LLEVAN AL FRACASO. Los jugadores, sobre todo los jóvenes canteranos deben PASAR de la presión y pensar que han cumplido lo que en principio se les pedía, lo difícil ya está hecho, se ha logrado (como dice Pellicer el equipo no estaba hecho para ascender directamente, aunque la ilusión sea lo último que se pierda) el objetivo. La ilusión, y las ganas de progresar en el fútbol por el bien de ellos mismos debe imperar. Han cumplido, lo otro, el ascenso, sí ocurre debe ser un PREMIO, y como tal hay que tomarlo, porque no teníamos desde el principio, aunque quisiéramos por amor, y todos lo sabíamos, papeletas suficientes para llevarnos el premio mayor, el ascenso directo. Así pues, no nos rasguemos las vestiduras y seamos coherentes. Sí se sube será increíble, y sí no, pues nada, no seamos lo que estamos siendo, unos exigentes con algo que sabíamos sobre nuestro hijo, que quizá aún no está preparado para ser el "number one", no lo gripemos por favor con tanta y tanta presión de los medios, osea vosotros, porque los aficionados, sí entendemos algo de fútbol, ya lo sabíamos, a pesar de que siempre queramos lo mejor para nuestros hijos. SIEMPRE MÁLAGA.