Hay un dicho muy manido que asegura que no hay mal que por bien no venga. Se ilustró a la perfección el pasado sábado, comprimido en unos minutos del Málaga - Mirandés, cuando el malaguismo vivió primero la lesión muscular de Kevin Medina y más tarde la de su sustituto, Julen Lobete, con una fractura en el pie que preocupa por el tiempo de recuperación que le espera, un mínimo de tres meses. Por el extremo vasco, con La Rosaleda aún descolocada, entró Haitam Abaida... nueve meses después de su último partido.
Ha vuelto, por segunda vez, uno de los mayores talentos de la plantilla de Sergio Pellicer. Renovado hasta 2027, hay una confianza plena en sus cualidades. Él sabe que las tiene y quiere demostrarlas con prolongación en el tiempo. En la dirección deportiva y en el vestuario conocen de sobra su potencial. "Vuelve la samba", le escribía algún compañero en la publicación que hizo tras el partido, acompañado de un mensaje: "282 días después, con mucho trabajo de por medio, vuelvo a disfrutar de lo que más amo, gracias por el cariño durante el proceso y ayer en la vuelta malaguistas, queda muchísimo por hacer y mejorar".
Tuvo 15 minutos en los que intentó un par de desbordes, pero la falta de ritmo competitivo aún le impide rendir de inmediato. La carga de minutos será clave a partir de ahora, también la precaución y esa pizca de suerte que no ha tenido en los últimos dos años. A sus 22 años se ha roto las dos rodillas de manera consecutiva, vivencias desalentadoras que invitan a pensar en negativo sobre su carrera. Pero este tipo de historias no son extraordinarias y hay muchos espejos donde mirar.
282 días después, con mucho trabajo de por medio, vuelvo a disfrutar de lo que mas amo, gracias por el cariño durante el proceso y ayer en la vuelta malaguistas, queda muchísimo por hacer y mejorar. Alhamdulillah ☝🏽 pic.twitter.com/Tm5uQB7JNa
— Haitam Abaida (@haitam10abaida) August 25, 2024
El ejemplo perfecto que sirve de motivación es el de un jugador de sobrado cartel en el fútbol español, internacional con España y que vivió un punto álgido de rendimiento después de romperse la rodilla tres veces. Sergio Canales sufrió dos lesiones graves en la rodilla derecha -en 2011 y 2012, de manera consecutiva, como Haitam- y otra en la izquierda, en 2015. Ahora, tras abandonar el Betis y jugar en Rayados de Monterrey, ha acumulado varias lesiones musculares a sus 33 años.
La paciencia y la cautela son los ingredientes necesarios para volver a ver a Haitam siendo determinante. Una gestión responsable, con un reparto de minutos acorde a lo que le permita su físico, es lo que debe cuidar Sergio Pellicer al más mínimo detalle. Reconocía el técnico malaguista tras el partido que el regreso del internacional marroquí no estaba planeado, pero las circunstancias de partido aceleraron esta decisión.
"Haitam entra en la convocatoria y está dentro del plan, aunque no está al cien por cien. Sí que es cierto que se ha acelerado, si no hubiésemos empatado, iba a salir él. Se ha acelerado por la situación de las lesiones (Kevin y Lobete) y por eso ha entrado. A Haitam aún le queda, pero es una buena señal. No ha podido desbordar, pero lo ha intentado y eso es lo que cuenta".
Puede decidir partidos por su facilidad para encarar, por la calidad con las dos piernas y su gran disparo. Es un perfil de jugador que escasea en la plantilla, no hay nadie parecido a Haitam y quizá sea el futbolista del Málaga con más talento puro para desequilibrar en el uno contra uno, con Kevin también en esa mesa. Ya sabe lo que es rendir y marcar en Segunda, lo hizo en La Romareda con un golazo, cuando encandiló a Pepe Mel antes de la primera de sus dos caídas. Se ha levantado con fuerza de las dos y quiere seguir tirando la puerta las veces que haga falta.