Los cambios erróneos, Sangalli y otra oportunidad perdida

El inicio de 2025 no ha dejado espacio a celebraciones para el Málaga, que continúa con una tradición en las últimas temporadas. No le sienta nada bien los parones de Navidad. Con el pinchazo ante el Dépor se confirmaron los tres años sin victoria de año nuevo. Concretamente, desde el 3 de enero de 2022, cuando el equipo de José Alberto López ganó sin lustre en Alcorcón por la mínima... y semanas después acabó destituido por un 0-5 del Ibiza en La Rosaleda. La derrota de este lunes en Anduva (3-2) acentúa este mal hábito.

No es enero un mes fructífero en Martiricos desde 2019, cuando sufrió el 0-3 del Reus, pero remontó el vuelo con dos victorias y un empate; o en 2020, en plena transición de Víctor Sánchez del Amo a Sergio Pellicer y un primer mes con una victoria y tres empates. Ni siquiera el año pasado en Primera RFEF digirió bien el descanso navideño: 2-2 ante Intercity, 0-1 contra la Real Sociedad para caer en Copa del Rey y derrota por 3-2 en Ceuta.

La caída en Anduva tiene muchas visiones, casi una distinta por aficionado, pero hay un hecho irrefutable y es que llegó en una noche de errores individuales que el rival convierte en goles propios. Un penalti de Herrero, una penúltima jugada mal defendida. Es el fútbol, la fina línea entre acierto y error. Pero, en el campo y desde el banquillo, con un Sergio Pellicer que lamentó el final de un partido que "merecía acabar en empate", no hubo buena toma de decisiones.

Fue autocrítico el técnico malaguista, que hizo de escudo de sus jugadores, concretamente de Einar Galilea, que salió en la foto del gol de Joel Roca por su batalla perdida ante Panichelli como preludio del 3-2. "No falla él, fallo yo por no haberlo ajustado antes. Ahora toca estar más unidos que nunca. No es un error suyo. Hay que ir más atrás en la jugada. Viene de una pérdida en saque de banda. Cuando falla un compañero tiene que estar otro".

La titularidad de Sangalli

Lo cierto es que Pellicer no acertó esta vez con los cambios. Empezando por la elección del once: dio una oportunidad a Luca Sangalli en una posición de mediapunta donde no se encontró cómodo. Acertó poco con balón el jugador donostiarra, muy errático en sus decisiones. Ayudó en defensa y trató de presionar, pero no fue ese jugador que conecta el centro del campo con delantera y que hace fluir el juego en las transiciones ofensivas. Fue sustituido en el minuto 58 por David Larrubia, que cambió la cara al partido. El experimento salió mal y hubo rectificación.

Sangalli había estado ausente en los anteriores partidos. No jugaba más de un minuto desde el Málaga - Cartagena del 9 de noviembre (apenas un cuarto de hora). Su última titularidad fue en el Nuevo Mirandilla ante el Cádiz el 12 de octubre... y fue sustituido tras el descanso. Ha participado en siete encuentros, tres de ellos como titular, pero en ninguno ha elevado el nivel del equipo.

Pellicer es quien ve el día a día en los entrenamientos, pero a la hora de la verdad, en el césped al que apuntan los focos, no tiene muchos argumentos para seguir apostando por el ex de la Real Sociedad. Sobre todo, teniendo a Aarón Ochoa o Ramón Enríquez como otras opciones sanas o incluso a Julen Lobete como falso mediapunta por detrás de Dioni.

Tampoco los demás cambios lograron refrescar. Ni Rahmani, ni Aarón Ochoa ni Roko Baturina estuvieron inspirados porque tampoco les llegaron balones en un contexto de partido abierto con el 2-2. Einar, que entró porque Álex Pastor estaba con amarilla y apercibido por el árbitro, terminó fallando en su batalla al espacio con Panichelli. No mejoró el Málaga con los cambios, sacrificando a Lobete o quitando a Dioni, de los mejores del equipo en Anduva. La única excepción fue Larrubia.

Hay jugadores en un estado de forma muy mejorable, otros tantos en pleno estancamiento o que no han encontrado el punto de inspiración que sí han tenido. Fruto de la juventud, le está ocurriendo a Antoñito Cordero, muy ausente en Anduva, Aarón Ochoa, más errático de lo que acostumbra; fruto de la falta de confianza, Rahmani sigue sin ser lo que todos esperan que sea. Sin los lesionados Kevin y Dani Lorenzo, el Málaga se resiente cuando sus mayores talentos se apagan en un partido.

Es parte del proceso. La tercera plantilla más joven de la liga tiene que tener momentos de bajón. El esfuerzo no lo negocia nadie, pero la calidad reluce... cuando la hay y cuando falta.