Sergio Barcia regresó el pasado verano a Vigo para cumplir uno de sus sueños, jugar en el Celta de Vigo. El de O Calvario, puro ADN de barrio, con Vigo tatuado en su piel regresaba de un 'exilio' de tres temporadas. Un líder para un equipo de niños, un capitán sin tener que portar el brazalete, un hombre de solo 22 años que reforzaba el filial en su vuelta a la cantera. Ourense y Granada curtieron a Barcia. Este curso se convirtió en uno de los jugadores más regulares de un Celta B que se quedó en el penúltimo escalón. En las semifinales de la fase de ascenso el Eldense le dio la vuelta a la eliminatoria. Ahora el central vigués, como sucede con Iker Losada, está a la espera la llamada del club para conocer su futuro. Como sucede con Iker Losada este viernes 30 de junio será un jugador libre si desde A Sede se decide no prorrogar su contrato.
Quedan poco más de 72 horas para que Sergio Barcia abandone por segunda vez el club que ama, el Celta de Vigo. El defensa central de 22 años regresó al Celta con un contrato de tres temporadas, la primera de ellas en el filial, las otras dos con ficha del primer equipo. El Celta se reservaba la opción de ejecutar de manera unilateral estos dos años con ficha profesional. Esta opción concluye este próximo viernes 30 de junio. El vigués está pendiente, mientras disfruta de unas merecidas vacaciones, de una llamada desde A Sede. El futbolista se ganó en el campo y fuera de los terrenos de juego tener la oportunidad de probarse en el fútbol profesional. El Celta puede prorrogar su vinculación, ya con ficha en el primer equipo, hasta junio de 2025.
Su sueño, el que tiene desde niño, es hacerlo con el Celta. Tras terminar de formarse en el Granada, donde llegó a jugar con el equipo de sus amores en Los Cármenes tapando a Iago Aspas, apostó todo por jugar en el filial celeste y pelear por la oportunidad que no tuvo al terminar su etapa de juveniles. El defensa, capitán de ese equipo juvenil que dirigía Jorge Cuesta, tuvo que salir al Ourense CF cuando el Celta le comunicó que no daba el salto al filial junto a compañeros como Carlos Domínguez, Sergio Carreira, José Fontán o Miguel Rodríguez.
En el 'exilio' fue forjando su indomable carácter. Se hizo más duro, más maduro, más líder. Por eso el Celta lo buscó el curso pasado. Lo necesitaban en un vestuario novato, que afrontaba un primer año de fútbol de verdad, el de la 1º RFEF. Sergio Barcia cumplió con su papel, superó las mejores expectativas, y lideró la zaga del filial. Solo una fractura de clavícula, de la que se recuperó en tiempo récord, logró pararle. Cuando el equipo peor lo pasó el de O Calvario emergió todavía con más fuerza. Barcia era el puerto en el que resguardarse de la tormenta.
Su fútbol no ha pasado desapercibido. Clubes de Segunda División y la Liga Nos quieren contar con el vigués. Sergio Barcia sigue esperando al Celta. Pendiente de una llamada que debe llegar antes de este 30 de junio. El central no pondría un solo problema a salir cedido la próxima temporada para dar un paso más en su incipiente carrera. Sabe que tiene garantizado el salto al fútbol profesional. Tanto en Portugal, donde varios equipos lo pretenden, como en España. En LaLiga SmartBank las novias no le faltan. Por ahora mira al teléfono esperando una llamada que todavía no ha llegado tras completar una temporada sobresaliente que podría no tener el premio que tanto anhela un chico forjado en O Calvario que desde niño siempre soñó con jugar con el Celta.