“Ahora mi corazón me pide otra cosa”, decía Vicente Iborra en su despedida de Olympiacos, rechazando una propuesta de renovación con unos parámetros económicos inalcanzables para el Levante (y haciendo oídos sordos al interés de otros clubes que han pulsado su situación contractual) porque su deseo es volver a defender el escudo de su club. Un discurso de la misma magnitud que el aluvión de mensajes que recibió de granotas de a pie cuando comunicó oficialmente su decisión de poner fin a su etapa en Grecia porque tenía que escuchar a su corazón. Porque allí, en Olympiacos, firmó por una temporada después de hacer todo lo posible para seguir en el Levante, pero fue imposible por normativa. Son infinitas las muestras de compromiso y fidelidad del jugador.
Ese momento está más cerca que nunca después de conocer la tasación de LaLiga (570.000 euros, la misma cifra que Morales), de poner fin a su etapa en el campeón de la Conference League y, sobre todo, porque tanto José Danvila como Felipe Miñambres le han trasladado que lo quieren de vuelta, que su regreso, sin duda, que está entre las prioridades, pero que debe tener paciencia para que los caminos vuelvan a unirse, porque antes hay que encontrar la fórmula para que todas las piezas encajen dentro de esa ingeniería financiera en la que se encuentra envuelto el Levante. Si fuera por él, ya estaría en la vuelta a los entrenamientos, a falta de oficialidad, prevista para el próximo lunes 8 de julio.
El camino está trazado y el mensaje entre todas las partes es positivo. Y, por supuesto, en esta ecuación, Julián Calero, desde que supo que Iborra era una posibilidad, también insistió en que fuera un soldado más y con galones por lo que su figura emana dentro y, aún más, fuera del terreno de juego. “Los jugadores buenos son jugadores buenos. Estos son jugadores extraordinarios. Lo demás no depende de mí. Son cosas que ilusionan al levantinismo, si estamos todos de acuerdo ojalá se puedan hacer. Pero no quiero hacer castillos en el aire con nada. Quiero jugadores que quieran estar en el Levante y compromiso con los objetivos que nos vamos a poner internamente”, declaraba el nuevo técnico granota en su presentación, expandiendo su discurso a Morales.
Después de disputar su último partido oficial el 29 de mayo con la final de la Conference League ante la Fiorentina, Iborra regresa a Valencia el próximo domingo 7 de julio tras la obligación de cumplir días fiscales en Grecia y, a su llegada, ya por fin cara a cara con la plana mayor, se sentará para analizar la situación, hablar del proyecto y concretar en negro sobre blanco el regreso más esperado. Una charla pendiente, trascendental, concretada en esas últimas conversaciones, y ya una vez cerrado el ejercicio presupuestario que el propio José Danvila, en el día en el que se convertía en accionista de referencia, aseguró que en un “95% volverá a ser positivo”.
Hay un condicionante que no pasa desapercibido y que, en principio, porque además cambiará, no debería impedir que el Ciutat vuelva a disfrutar de su eterno '10'. Porque su incorporación va mucho más allá. Deportivamente hablando, en la posición de Vicente Iborra, hay en estos momentos excedente de efectivos. Sin embargo, en esa ‘operación salida’, en esa obligación de hacer caja y ajustar el Fair-Play financiero, hay dos nombres propios en la medular señalados para ser un salvavidas económico: Pablo Martínez y Kochorashvili. En la pizarra también están Oriol Rey y Algobia, los otros efectivos en el centro de mando y ambos con contrato en vigor. E incluso Elgezabal, que por su versatilidad también podría jugar como pivote defensivo.
Por vuestro conentario, solo quedará en el LLEVANT UNIO ESPORTIVA, el masajista i PAQUITO FENOLLOSA. que dios quiera esté con nos muchos años