A Vicente Iborra le hubiera gustado ser uno de esos 30 que este lunes arrancarán la pretemporada a las órdenes de Julián Calero. Ya estará en Valencia después de regresar de Grecia este domingo 7 de julio tras la obligación de cumplir los pertinentes días fiscales para poner fin a su etapa en Grecia; y eso que su último partido oficial lo disputó el 29 de mayo con la final de la Conference League ante la Fiorentina. Un mes y poco de espera con la mente en su “sueño e ilusión” de volver a casa después de tomar la decisión de rechazar una oferta de Olympiacos (inalcanzable para el Levante) porque “ahora mi corazón me pide otra cosa y lo tengo que escuchar” y hacer oídos sordos a otros clubes que también preguntaron por su situación.
Esa carta de despedida, repleta de agradecimiento al conjunto heleno, fue la enésima demostración de predisposición absoluta de un Iborra que está como loco por volver, que tiene la espinita clavada de lo que pasó en su última etapa y esa normativa federativa que frenó su continuidad, y que, sin duda, es el que más está empujando en esta negociación. Ya con el de Moncada en casa, es inminente y prioritario el cara a cara entre todos los vértices (Iborra, su agente, Danvila y Miñambres) para analizar la situación, hablar del proyecto y concretar en negro sobre blanco el fichaje que más engancha entre el levantinismo. Una reunión, trasladada en esas conversaciones con el centrocampista aún en Grecia y tras haber terminado su competición oficial, para sentir en boca de la plana mayor que comparten el mismo deseo y van por la misma senda.
Tanto José Danvila como Felipe Miñambres le han trasladado que lo quieren de vuelta, que su regreso está entre las prioridades, pero que debe tener paciencia para que los caminos vuelvan a unirse, porque antes hay que encontrar la fórmula para que todas las piezas encajen dentro de esa ingeniería financiera en la que se encuentra envuelto el Levante. Y en este punto, y además en su demarcación, hay dos nombres propios: Pablo Martínez, que sí comenzará la pretemporada entre los 30, y Giorgi Kochorashvili, que tiene días extra de vacaciones tras su participación con Georgia en la Eurocopa, jugando los cuatro partidos de su selección completos (Turquía, República Checa, Portugal y España) y que le ha puesto en el escaparate más todavía. Ambos apuntan a venta, pero no a cualquier precio.
En la última Junta General Extraordinaria de Accionistas, José Danvila manifestó que el ejercicio presupuestario “en un 95% volverá a ser positivo”, pero todavía no se ha trasladado desde el club la solución de este encaje financiero, ya que con los traspasos de jugadores que se han producido hasta el momento no es suficiente.
El mensaje oficial de ambas partes es que el regreso de Vicente Iborra se producirá. Un posible acuerdo que mantendría la hoja de ruta de Morales. Sería por una temporada, con la posibilidad de otra opcional, porque todos son conscientes de una realidad económica que imposibilita extender más esa hipotética vinculación, con esa tasación de LaLiga de 570.000 euros.
Que al final haya ‘fumata blanca’ sería el triunfo de un Iborra que ha plasmado infinitas muestras de compromiso y fidelidad a su club. Porque allá donde ha estado siempre ha jugado con la camiseta del Levante debajo de la de su equipo en cada momento (Sevilla, Leicester, Villarreal y Olympiacos). Y además sería la victoria de una afición que también está disputando este partido, al unísono, incluso con granotas que han decidido no sacarse el pase hasta que no vuelva el '10'. Seguro que con su retorno aumentaría el número de abonados (se ha superado los 13.000 según las últimas cifras oficiales). Otro deseo del granota de a pie (también unánime) es que 'Ibo' no sirva de escudo a las críticas por la vuelta de José Morales de una parte importante de la afición.