Pontevedra presume orgullosa de tener una campeona del mundo. Tere Abelleira es una de las 23 jugadoras que han llevado a lo más alto a España en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda. La centrocampista del Real Madrid fue una pieza clave en la selección disputando siete partidos. Algunos de ellos muy complicados y angustiosos, como el que vivieron ante Países Bajos con una durísima clasificación en la prórroga. Pequeños pasos para un equipo que nunca había superado la fase de grupos y que terminó alzándose con el entorchado mundial venciendo a Inglaterra en la final disputada en Sídney. Pasos que se han ido dando de la mano de Iberdrola, patrocinador oficial de la selección española que ha colaborado de manera fundamental en que las españolas haya podido marcar un antes y un después en la historia del deporte femenino español.
Desde el campo de A Xunqueira, donde empezó a jugar sus primeros partidos con el Lérez, recordó Tere Abelleira una meteórica carrera que inició con 16 años en el Deportivo. Ahora con 23 es campeona del mundo. Un hito en la historia del deporte español: "Sabes que has ganado algo superimportante pero no eres consciente del todo de que acabas de ganar un Mundial".
El sintético de A Xunqueira acogió, con la curiosa mirada de decenas de niños, a Tere Abelleira. Una imagen que resume a la perfección lo que han logrado estas jugadoras. Ahora son los niños, por supuesto también las niñas que han encontrado en ellas un referente, los que suspiran por hacerse una fotografía con una futbolista. Barreras que han derribado en una larga carrera de obstáculos que en el caso de Tere Abelleira empezó en los campos de tierra de A Xunqueira jugando con otros chicos. Un equipo masculino con solo una jugadora, ella. "Tuve unos compañeros maravillosos, siempre me trataron superbién" dando los primeros pasos de su carrera en el Lérez.
Desde niña, por su familia, ha soñado y vivido con fútbol: "Desde que tengo uso de razón mis tardes era bajar al campo de debajo de donde vivimos". De la Juvenil de Lérez al Poio Pescamar, donde jugó por primera vez en un equipo femenino. Allí, en el fútbol sala, descubrió por primera vez lo que es convivir en un vestuario. En el Lérez solo podía disfrutar del verde, le faltaba una parte fundamental del deporte, poder compartirlo a cada instante con el resto del equipo. El Poio le sirvió como primera experiencia para llegar a un vestuario como el del Deportivo de La Coruña.
Primer equipo femenino de fútbol once con solo 16 años. Primera experiencia fuera del hogar. Primera semana en una residencia de monjas donde sus horarios de entrenamiento no eran compatibles. Tuvo que salir destino al Liceo. Allí vivió y estudió mientras se iba haciendo importante en el Dépor. De Coruña solo tiene buenos recuerdos. De ahí las lágrimas de emoción al recordar esos cuatro años. Por lo conseguido en el campo y por lo vivido con las que ahora "son mis amigas". Solo un lunar, tener que irse del equipo en plena pandemia por el coronavirus. El Real Madrid esperaba a Tere Abelleira, no podía decir no, era un paso más en su meteórica carrera deportiva. No estaría sola en la capital, Misa y Athenea del Castillo también la acompañaron desde A Coruña a Madrid.
🌟 | PLAYER OF THE TOURNAMENT
Teresa Abelleira at the 2023 #FIFAWWC:
👕 7 apps
👌 102.4 touches p/g
⚽️ 1 goal
🅰️ 1 assist
🎁 3 big chances created
🔑 26 key passes (🥇)
👟 67.6 accurate passes p/g (87.1%)
⚔️ 59/94 duels won (🥈)
📈 8.13 average Sofascore ratingOur POTT. 🇪🇸👑 pic.twitter.com/DYzKJgqzbS
— Sofascore (@SofascoreINT) August 21, 2023
Siempre con un referente detrás, Vero Boquete, Tere Abelleira iba cumpliendo sueños y alcanzando metas. La selección española la convocaba por primera vez en septiembre de 2020. Un partido de clasificación para el Europeo. Otro primer paso de un camino sin final pero que este 20 de agosto le ha permitido vivir algo que miles de jugadoras sueñan desde niñas, ser campeona del mundo. Un Mundial complicado, con momentos duros como la derrota ante Japón o la prórroga ante Países Bajos. Un torneo con una final que millones de españoles no se quisieron perder desde cientos de pantallas colocadas en las plazas de ciudades como Pontevedra o A Coruña.
Campeonas del mundo, referentes para miles de niñas que ya no tendrán que soñar con ser Iniesta, Xavi, Fernando Torres, Iago Aspas o Lucas Pérez. Niñas que quieren ser Alexia Putellas, Olga Carmona, Salma Paracuello o Tere Abelleira. Las pioneras, a las que discriminaban por querer jugar al fútbol, a la que llegaban a insular, empezaron a escribir las primeras hojas de un libro que ahora puede presumir de su página más brillante. La que han escrito Tere Aballeira y sus 22 compañeras, una historia que ni siquiera Luis Rubiales ha conseguido emborronar con su bochornosa actuación en la final.
"Soy parte de este cambio. Ojalá que algún día, porque así será, todas estas niñas dentro de unos años sea yo quien las reciba con una medalla". "Sobre todo que sueñen, que trabajen y que crezcan con la ilusión de que ellas también pueden llegar a ser algún día campeonas del mundo", ese es el mensaje que deja Tere Abelleira a esas niñas que ahora empiezan a darle patadas a un balón soñando ser una de las próximas 23 jugadores que levanten un título para España.