Corea del Sur acabó su participación en el Mundial de Brasil en la fase de grupos y varios de sus seguidores no se lo han tomado muy bien. De hecho, algunos de los presentes en el aeropuerto donde aterrizó la selección lanzaron caramelos a los jugadores que posaban para los medios.
Y no es una bueña señal en la costumbre coreana, sino todo lo contrario, ya que se trata de una humillación. Las derrotas ante Bélgica y Argelia y un único empate ante Rusia no han sentado nada bien en los aficionados.