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Brasil 1950: El Maracanazo

Fran Fuentes

El Mundial reapareció en 1950, tras la decisión de la FIFA de no volverlo a celebrar hasta que se acabase la Segunda Guerra Mundial. Por ello reapareció tras doce años, al no disputarse las ediciones de 1942 y 1946. Se disputaría en Brasil, tras las dos citas consecutivas celebradas en Europa.

La FIFA decretó que ni Alemania ni Japón, dos de las Potencias del Eje, pudieran participar. En cambio a Italia sí que se le permitió, dado que su dirigente, Ottorino Barassi, presidente de la Federación Italiana, custodió el trofeo de la Copa durante el conflicto. Sin embargo, la tragedia de Superga, en la que fallecieron 18 jugadores del Torino, asoló a la Azzurra, que perdió la columna vertebral de su selección.

De las 16 clasificadas, solo la disputaron 13. Escocia renunció a asistir tras no haber sido campeones del clasificatorio de las islas británicas; por su parte, Turquía rechazó asistir por razones económicas, tal y como le ocurrió a la India. Portugal y Francia también fueron invitadas, pero los lusos renunciaron a ir por no habérselo ganado deportivamente, y los galos también alegaron razones económicas.

Argentina no fue por discrepancias entre la AFA y la Convención Brasileña de Deportes. Por otra parte Uruguay anunció su regreso a una Copa del Mundo tras ganar la primera edición, en 1930. Finalmente acudieron seis países europeos (España, Inglaterra, Italia, Suecia, Suiza y Yugoslavia), dos norteamericanos (Estados Unidos y México) y cinco sudamericanos (Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay).

Por primera y única vez se probó, a petición de Brasil, un formato que no tuviera partido final. Primero habría una fase de grupos, en el que todos jugarían contra todos, y solo pasaría de fase el campeón de cada uno. Cada victoria se primaría con dos puntos, y los empates con uno. De esos grupos salieron campeones Brasil, España, Suecia y Uruguay, que formaron una liguilla final (similar al formato actual de la Final Four de baloncesto).

Los dos primeros partidos fueron exhibiciones del combinado brasileño, endosando un 7-1 a Suecia y 6-1 a España. Uruguay, por su parte, empató contra los españoles (2-2) y ganó a los suecos (3-1). Si bien no habría final propiamente dicha, coincidió en que el último partido del Mundial fuera entre Brasil y Uruguay, con 4 y 3 puntos respectivamente, y con el Mundial en juego.

El Maracanazo

La prensa local ya daba a Brasil como campeona. Pero Uruguay, el azote de las grandes de Sudamérica, aún tenía mucho que decir. Con una Copa del Mundo y ocho Copas de América, era una de las más laureadas del momento. El partido definitivo, disputado en Maracaná ante 175.000 espectadores, es historia viva de los mundiales. Brasil se adelantó muy rápido por medio de un tanto de Friaça a los 2’. En el 21’ Ghiggia ponía un centro al área que Juan Alberto Schiaffino remató a la media vuelta para poner el empate.

Poco después, Uruguay conseguía el 1-2 definitivo tras una jugada personal y un violento disparo que el portero Barbosa no pudo parar. Uruguay conseguiría su segunda estrella y Brasil vivió un episodio que, a pesar de ser pentacampeones del mundo, sigue escociendo entre la hinchada carioca.

Campeón: Uruguay.

Subcampeón: Brasil.

Goleador: Ademir (Brasil, 8 goles)

Curiosidades: El estadio de Maracaná todavía estaba sin pintar en la disputa de la gran final. Se tomó la decisión de darle el color del ganador del Mundial. Lo esperado era que tomara el color blanco, que entonces vestía la selección brasileña. Sin embargo, al ganar Uruguay, se pintó de celeste, color que todavía mantiene. No obstante, los brasileños, al ser preguntados al respecto, respondían que el celeste era porque la bandera de Río de Janeiro lleva ese color.

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