Moscú, 16 jun .- El Código Vikingo, aquel que habla de coraje, honor, disciplina o perseverancia, le aguó la conmemoración a Messi, justo el día que se cumplen doce años desde su debut mundialista.
No pudo Messi con la resistencia islandesa, que, como había anunciado su entrenador, Heimir Hallgrimsson, no necesitó un marcaje individual para ahogar al "10". Le bastó con quitarle el aire.
Allí por donde trataba de aparecer Messi había un grupo de vikingos dispuesto a cortarle el paso. Agrupados cerca de su área, los islandeses supieron cómo multiplicarse.
Si trataba de recibir de espaldas, se topaba con dos rivales. Si buscaba la pared con su socio Agüero, siempre había una pierna rival que cortaba la jugada, y si buscaba el regate siempre había alguno que no caía en el engaño.
Ni a balón parado -una falta alta y otras dos contra la barrera- ni cuando pudo quedarse solo tras un pase de Ever Banega; en el momento de armar la pierna apareció un zaguero islandés para enviarla a córner.
Ni siquiera de penalti. Una jugada que comienza a infligirle una pena máxima, porque cada vez menos infalible desde los once metros; con más de una veintena ya fallados.
Quizá por eso pareció lanzarlo sin fe y, quizá, porque también lo sabía Hannes Halldorsson, el meta islandés adivinó su trayectoria, para añadir más ansiedad.
A la desesperada, con más espacios, porque Islandia comenzó a pensar en el milagro, Messi tampoco encontró la jugada ganadora, pese a que en alguna ocasión se quedó a centímetros, tras un par de jugadas "marca de la casa", en los minutos 81 y 91.
Luego, no bastaron los cambios de Sampaoli, que quiso que Messi estuviese acompañado por más rematadores (Pavón, Higuaín).
Islandia, con coraje, disciplina, perseverancia... aferrada al Código Vinkingo, resguardó un empate que le sabe a victoria. Otra batalla para el recuerdo que sumar a las de la Eurocopa, a las de su exitosa fase de clasificación.
Y doce años y tres Mundiales después, Messi, que ya no lleva el número 19, ni tiene melena, ni exhibe los 18 años exultantes años con los que se presentó en Gelsenkirchen frente a Serbia (con gol y asistencia incluida en un cuarto de hora), comienza a plantearse si esta Copa del Mundo será la suya.
De momento, no está en una fiesta que disfruta Cristiano Ronaldo, que ha entreabierto la puerta a Griezmann y que aguarda a Neymar.