La mayoría recordarán el paso por el Osasuna de Pamplona de Javad Nekounam, capitán, alma y batuta del combinado persa hasta su retirada del fútbol en junio de 2016, tras una larga y exitosa trayectoria que le llevó a jugar dos mundiales (2006 y 2014).
Su salida del equipo nacional -en el que durante un breve espacio de tiempo ejerció de asistente de Carlos Queiroz- dejó un enorme vacío en el centro del campo, y el brazalete en el brazo de Masoud Shojaei, con el que compartió aventura navarra.
Nekouman jugó casi un centenar de partidos con su selección y 198 con Osasuna, equipo en el que estuvo siete temporadas en dos fases: de 2006 a 2012, y después brevemente en la temporada 2014-2015, ya en Segunda División.
Fue su fino juego en Alemania 2006 el que despertó el interés de los equipos europeos, en particular del Hertha de Berlín y el Lyon, pero fue Osasuna el que se hizo con los servicios, que esa temporada se había clasificado para la previa de la Champions.
Nekouman se convirtió en primer jugador iraní en enrolarse en la liga española, el segundo en hacerlo en la máxima competición europea tras la leyenda iraní Ali Daei, y un puntal del Osasuna de principios de siglo.
Junto al él llegaría dos temporadas después un jovencísimo Masoud Shojaei, un fino delantero que también se lució en el mundial de Alemania y que ahora ha heredado el brazalete de capitán nacional que dejó su compatriota.
Masoud, que la próxima temporada jugará en el AEK de Atenas, llegó la de la débil liga emiratí y jugo 96 partidos de liga con los "rojillos" entre las temporadas 2008 y 2013, en las que apenas lograría cinco goles.
Lastrado por varias lesiones, que cortaron su progresión, la temporada siguiente sería traspasado a la UD Las Palmas, en segunda división, equipo con el que disputaría 31 choques y celebraría seis tantos.
A ellos se podría unir la próxima temporada Alireza Jahanbakhsh, el delantero del AZ Alkmar y máximo artillero este año de la Liga holandesa, por el que ha mostrado su interés en público la Real Sociedad.
Pero no solo existen conexiones en el césped, si no también en los banquillos. Carlos Queiroz llegó a la dirección técnica iraní en 2011 después de una larga e infructuosa negociación de la Federación nacional iraní con el antiguo seleccionador español Javier Clemente.
El portugués aceptó la única cláusula que los iraníes exigían y que el entrenador vasco rechazó desde el primer minuto que pisó la asfixiante y contaminada Teherán: fijar su residencia en la capital iraní.
Junto a él llegaría poco después la, quizá, penúltima conexión de Irán con la liga española: su compatriota y actual segundo entrenador Océano da Cruz.
El potente centrocampista portugués, internacional en 54 ocasiones con su selección -con la que anotó ocho tantos-, jugó tres años en la Real Sociedad, entre 1991 y 1994, en el que se cerró el campo de Atocha.
Océano disputó 96 partidos de liga con los "Txuriurdin" y marcó 17 goles, uno de ellos para la historia: fue el último registrado en el mítico campo de las columnas, en el que los donostiarras ganaron sus dos únicas ligas.