Rabat, 22 jun .- Aunque hayan pasado 57 años desde los dos únicos enfrentamientos entre las selecciones de Marruecos y España, aquellos duelos celebrados en Casablanca y Madrid guardan una singular relevancia para los 'Leones del Atlas', ya que supusieron su puesta de largo en el concierto futbolístico internacional.
En noviembre de 1961, magrebíes y españoles disputaron una eliminatoria a doble partido en la que se dirimió un billete para el Mundial de Chile 1962, en un momento en el que España pugnaba por volver a la elite global y Marruecos daba sus primeros pasos balompédicos.
De hecho, el Santiago Bernabéu, sede del partido de vuelta, fue el primer gran estadio europeo que visitaron los 'Leones del Atlas', por entonces eran más bien cachorros; el Marruecos independiente, desprendido del protectorado francés, cumplía un lustro de vida, y su selección optaba por primera vez a clasificarse para un Mundial.
El combinado nacional fue uno de los símbolos de identidad compartida más precoces que surgieron en el nuevo Estado marroquí, y rápidamente se afanó a concertar amistosos y torneos contra otros países del Magreb y Oriente Medio.
En 1960, Marruecos fue admitida en la FIFA, lo que la habilitó para acceder al siguiente escalón de su trayectoria: participar en una fase de clasificación para el Mundial.
El camino a Chile comenzó de forma rocambolesca para los marroquíes. Al no poder deshacer el empate en su eliminatoria contra Túnez, fueron a jugar un partido de desempate a Palermo (Italia), que también acabó en tablas, por lo que el vencedor se decidió lanzando una moneda a cara o cruz. El azar eligió a Marruecos.
Tras superar otro cruce ante Ghana, los magrebíes se ganaron el derecho a enfrentarse con una España en la que sobresalían como estrellas varios de los ases del Real Madrid pentacampeón de Europa: Alfredo Di Stéfano, Paco Gento, José Emilio Santamaría, Luis del Sol o Ferenc Puskas, que debutaría con la selección española en el partido de ida, en Casablanca.
A pesar de contar con una impresionante nómina de futbolistas, España atravesaba una época algo convulsa, ya que el histórico cuarto puesto conseguido en el Mundial de Brasil 1950 vino seguido de sendas ausencias en Suiza 1954 y Suecia 1958, por lo que la presencia en Chile 1962 se convirtió en una obligación.
Con Pedro Escartín como seleccionador, España venció a Gales en su primer cruce y accedió a un 'play-off' que la mediría a Marruecos, ganadora de las eliminatorias africanas.
La escuadra magrebí apenas tenía experiencia internacional, pero varios de sus jugadores conocían el fútbol europeo.
Sobresalía el plantel del Nimes Olympique, una de las potencias francesas del momento, dirigido por Kared Firoud, seleccionador marroquí al mismo tiempo: en sus filas jugaban el central Mustafa Bettache y el delantero Hasán Akesbi.
Akesbi, undécimo máximo goleador histórico de la liga francesa (173 tantos en 293 partidos), ficharía meses después por una cifra récord por el Stade de Reims, doble subcampeón de Europa en los años cincuenta.
Allí coincidió con otro marroquí que brillaba en la selección, el extremo Abdallah Azhar.
Además, Firoud contaba con un par de jugadores procedentes de clubes españoles: el punta Rieji, del Córdoba, y el centrocampista Abdallah Ben Barek, que se retiró con estatus de ídolo local en el Málaga.
Con estos mimbres, Marruecos planteó un partido de ida muy táctico y puso en serias dificultades a España. Los sorprendidos cronistas que relataron el choque desde Casablanca destacaron "el buen estilo" y, sobre todo, "la combatividad" de los norteafricanos, que aguantaron el empate hasta que Del Sol marcó el único gol del encuentro a diez minutos del pitido final.
La prensa marroquí, por su parte, no escatimó elogios hacia la dignidad mostrada por los suyos en la derrota, postura que se repetiría once días después cuando los 'Leones del Atlas' trataron de tú a tú a España en el Bernabéu y abandonaron Madrid con un honroso 3-2 en contra.
Curiosamente, fueron los dos futbolistas que jugaban en España, Rieji y Ben Barek, los que marcaron los goles de Marruecos, que hincó la rodilla gracias a los tantos de Marcelino, Di Stéfano y Collar.
Para España, el apurado triunfo supuso un sintomático preludio a su decepcionante participación en Chile, mientras que al otro lado del Estrecho, donde tendrían que esperar hasta México 1970 para estrenarse en un Mundial, la heroica resistencia marroquí se vendió con marchamo de victoria.
El lunes, España y Marruecos se verán las caras 57 años después. Y los 'Leones del Atlas', ya eliminados del Mundial, saldrán al campo con el mismo objetivo que entonces: plantar cara y dejar buen sabor de boca a sus aficionados.