Tras clasificarse como primera de grupo, España se verá las caras ante Rusia en los octavos de final. una vez más, el destino vuelve a cruzar a la selección nacional con la anfitriona de una cita intercontinental. Será la cuarta vez que ocurre en la historia y los recuerdos no son los mejores.
El próximo domingo, desde las 16.00 horas, España se medirá a Rusia, con la que no se enfrenta en un torneo oficial desde las semifinales de la Eurocopa de 2008 en Austria y Suiza. Pero, en este caso, el combinado ruso jugará en casa, como anfitriona del torneo, un hecho cuyos precedentes no son los mejores para España.
Será la cuarta vez que la selección nacional se mida a un anfitrión en una cita mundialista. En las tres ocasiones anteriores, España quedó apeada de la competición.
La primera de ellas tuvo lugar en 1934 ante Italia. Tras dejar en la cuneta a Brasil en octavos, llegó la anfitriona. El encuentro ante los italianos no pasó del empate a un gol tras la prórroga, por lo que hubo que disputar un partido de desempate al día siguiente, que terminó con victoria local por la mínima, dejando a España fuera en esta segunda edición del Mundial.
En 1950, Brasil se cruzó en el camino de la selección española. Tras llegar a la segunda fase como primeros de grupo, esperaban Uruguay, Brasil y Suecia. El combinado carioca, con un contundente 6-1, fue el encargado de dejar a España en la cuneta. Terminó último en esta fase y Uruguay se proclamó campeona.
La eliminación más reciente ante una anfitriona y la que la gran mayoría recuerda tuvo lugar ante Corea del Sur en cuartos de final, con un protagonista claro, Gamal Al-Ghandour. El colegiado anuló tres goles legales de España en el tiempo reglamentario. Finalmente, terminó cayendo en la tanda de penaltis ante el desconsuelo de todos los futbolistas.
El próximo domingo, llega una nueva oportunidad para redimirse de lo ocurrido a lo largo de la historia y para demostrar que España está más que preparada para llegar lejos en Rusia.